
Las comunidades autónomas se han convertido en el talón de Aquiles de la reducción del déficit español. En los dos últimos años, las regiones no sólo no han logrado achicar sus números rojos, sino que, por contra, los han aumentado. A tenor de los últimos datos publicados por el Ministerio de Hacienda, que reflejan la situación presupuestaria hasta finales de noviembre, su desfase podría haberse situado en el 1,6 por ciento al término del año. Esa cifra casi coincide con el 1,66 por ciento del ejercicio anterior, y supera en seis centésimas al de 2013, el equivalente a 500 millones.
Tras un 2012 y un 2013 de intensa reducción del déficit al albur de las medidas de control aprobadas por Hacienda -entre ellas el FLA y el Fondo de Facilidad-, los dos últimos años se han perdido. Y ello mientras el Estado mejoraba su posición fiscal con una reducción de más de un punto en su agujero, en torno a 10.000 millones, y un brillante comportamiento de las entidades locales, las únicas en superávit (del 0,53 por ciento en 2014).
El crecimiento del déficit autonómico se debe, fundamentalmente, al peor comportamiento de cuatro comunidades autónomas. Cataluña, que acumulaba un desfase del 1,9 por ciento hace ahora dos años, se habría situado al término de 2015 cerca del 2,5 por ciento, ya que a finales de noviembre superaba el 2,2. Madrid, otrora cumplidora de los límites que fijaba el Ministerio de Hacienda, se ha pasado al bando del incumplimiento y habría terminado el año con un déficit del 1,2 por ciento, dos décimas superior al de hace veinticuatro meses. Aragón, igual que Madrid, empeora en tres décimas. Y Extremadura, que sorprendió a principios de la pasada legislatura con el agujero fiscal menos pronunciado, ha ido deteriorando su posición de forma considerable: del déficit del 0,92 por ciento en 2013 pasó a otro del 2,4 en 2014 y de en torno a un 2 por ciento el pasado año.
El esfuerzo, además, ha sido insufiente en La Rioja, Murcia, Castilla y León y Cantabria, que en dos años apenas han logrado reducir unas centésimas su desfase presupuestario. Todo lo contrario que Asturias, que ha logrado rebajar su déficit a la mitad, o las islas Baleares y Canarias, las de mejor comportamiento en 2014 y 2015 y que han dejado su déficit en el entorno del 0,4 por ciento, por debajo del límite del 0,7 por ciento que había impuesto Hacienda el pasado verano.
Problema de difícil solución
La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) ya alertó antes del verano pasado de que el déficit autonómico de 2015 iba camino de ser similar al del año anterior. Fuentes del organismo que preside José Luis Escrivá reconocieron a este periódico que se situaría "en torno al 1,6 por ciento del PIB", motivo por el cual habían trasladado a Hacienda, capitaneada por Cristóbal Montoro, que estrechase la vigilancia sobre las finanzas regionales y exigiese planes de ajuste presupuestarios mucho más ambiciosos.
En el año más electoral de la historia, sin embargo, esa vigilancia ha servido para poco. Al margen del consabido aumento del gasto público en periodos preelectorales, se le suma el hecho de que hasta en siete autonomías se ha producido un traspaso de poder que en el mejor de los casos demoró decisiones un par de meses. Tiempo más que suficiente para que el déficit dejase de controlarse lo suficiente.
Después del verano, también advirtieron de la situación la Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas), la Comisión Europea y hasta el Banco de España. Desde Funcas, su director de Estadística y Coyuntura, Ángel Laborda, asegura que el déficit español se habría ido al 5 por ciento al término de 2015 frente al 4,2 por ciento comprometido con Bruselas. El autonómico es, en parte, responsable de ese resultado. "Una vez más los gobiernos se olvidan de sus compromisos si ellos no les ayudan a ganar las elecciones", manifiesta, en referencia al periodo electoral que afrontó nuestro país el año pasado en todos los niveles de la administración.
Aragón es un claro ejemplo. De ser de las autonomías más cumplidoras al inicio del mandato de la popular Luisa Fernanda Rudí "pasó a relajarse, no se sabe bien si por agotamiento o por no aprobar más medidas antipopulares", tal y como explican a elEconomista fuentes conocedoras de las negociaciones entre autonomías y Gobierno. Algo parecido a lo que sucedió en Extremadura, con un José Antonio Monago que fue campeón de la austeridad en sus primeros años y luego dobló el déficit en dos ejercicios.
Lo peor del asunto es que el problema parece tener difícil solución. La Comisión remitió esta misma semana una carta al Ejecutivo para que ponga medidas y corrija el déficit autonómico. Y el jueves, el presidente de AIReF pidió lo mismo. Sin embargo, el periodo de ingobernabilidad puede dar al traste con los esfuerzos de consolidación otro año más, aún cuando España "no ha recuperado su credibilidad" y se juega el mantenimiento de la incipiente recuperación.