
En el Mar Báltico, más en concreto en Letonia, los salarios de los trabajadores por cuenta ajena crecen a un ritmo sostenido: casi un tercio más desde hace un año, con una subida del 18,3% neto por encima de la inflación. La cosa no funciona tan bien para los trabajadores españoles que, en el mismo período de tiempo, han debido sufrir un descenso -aunque reducido del 1,4%- del poder adquisitivo.
El Observatorio Europeo para las Relaciones Industriales (EIRO, en sus siglas en inglés) retrata una Europa a varias velocidades en el ámbito de las retribuciones. Si, como término medio, en el año 2007 se produjo un crecimiento de los salarios reales de un 2,3% (con una bajada de un 2,7% respecto al 2006), las diferencias se han vuelto abismales entre la Vieja Europa (la de los 15) y los nuevos Estados que ingresaron en la Unión a partir del 2004.
"Las estadísticas no nos sorprenden -comenta el investigador del EIRO Giuseppe D'Aloia-. Los países bálticos están efectuando procesos de convergencia de las retribuciones muy bajas en relación con la media de la UE, una tarea que les viene facilitada por el hecho de no tener obligaciones monetarias, que, en cambio, sí afectan a los Estados de la eurozona".
Freno a la UE-15
Está claro que la Vieja Europa ha dejado de sonreír. Si bien es cierto que los salarios nominales, fijados en los convenios colectivos, subieron un 3,1%, su efecto se vio anulado de inmediato por la inflación, que bajó la media a un exiguo 0,2%.
Los salarios reales bajaron en España, Austria, Bélgica, Francia, Alemania y Luxemburgo. De este club también forma parte Italia, que registró una caída del 0,6% en 2007, mientras en 2006 presentó una subida, aunque sólo mínima del 0,7%.
La bajada de los salarios efectivos en los doce nuevos países de la UE fue 6,5 veces mayor que el de la Europa de los 15 en 2006 y 25 veces en 2007. Y menos mal. Porque, la diferencia es abismal si comparamos el salario mínimo de Letonia, fijado en 120 lats -poco más de 170 euros- con el salario base, por ejemplo, de Francia, que se sitúa en torno a los 1.300 euros.
El informe del EIRO evidencia el aumento por término medio de las compensaciones "garantizadas" respecto a las retribuciones nominales tanto en 2007 como en 2006. "En algunos países como Gran Bretaña -añade D'Aloia-, el sueldo mínimo tira hacia arriba de los salarios tanto brutos como netos. En Francia, el citado salario mínimo interprofesional es incluso superior a los niveles básicos de algunos de los salarios estipulados en los convenios colectivos".
Baja el 'gender pay gap'
La Vieja Europa "bate" a los nuevos Estados miembros en el ámbito del gender pay gap, diferencia entre sueldos de hombres y mujeres. Hay que señalar que las mujeres siguen ganando menos que los hombres en todo el continente, aunque en término medio la diferencia ha disminuido levemente.
En el año 2007, el salario femenino era un 15,9% más bajo que el de los hombres, mientras que, en 2005, la distancia era del 17,5%. Añadamos también que esta diferencia entre hombres y mujeres no sólo se refiere al salario.
En cualquier caso, en los 15 viejos estados de la UE los salarios de las trabajadoras son un 14,4% más bajos que los de los hombres, mientras que en los demás países la diferencia sube al 17,8%.
Italia está bien colocada. Ocupa el tercer puesto, con una diferencia de sólo nueve puntos entre hombres y mujeres, al contrario de Gran Bretaña, donde la diferencia alcanza el 17%. En España, está diferencia siempre se ha situado en torno al 25%.
Evolución de los sueldos
¿Alguna buena noticia para los trabajadores italianos? "En los Estados anglosajones y escandinavos -responde Daniela Del Boca, profesora de Economía de la Universidad de Turín- se da una alta participación de las mujeres en el mercado laboral, mientras en los países del sur de Europa las diferencias en la tasa de ocupación masculina y femenina son muy elevadas".
En Italia, trabaja el 47% de las mujeres, frente al 71% de los hombres. "Se puede pensar en la hipótesis -concluye Del Boca- de que, dado que son pocas las que trabajan, puede que sean las mejores y que, por lo tanto, los países con tasas de actividad femenina baja terminen por presentar menores gap salariales entre los géneros, simplemente porque las mujeres con escasos estipendios potenciales no entran en el mercado". Una mala noticia para el mercado laboral femenino italiano.