Economía

Luna de miel entre tanques

"Cariño, que el ejército está dando un golpe de Estado aquí", grité. "¿Cómo? ¿En serio?", preguntó María sobresaltada desde la ducha. "Y tanto", le respondí. "Los tanques están en la calle. Lo están dando en la CNN y en la BBC". Mi reciente esposa (nos casamos el sábado) salió aturullada y se quedó boquiabierta: "Breaking news: Crisis Thai" decía el rótulo a pie de la pantalla, mientras aparecían imágenes de avenidas rodeadas de militares y tanques, por las que minutos antes habíamos paseado.

Eran las 22:30 y acabábamos de llegar al hotel Dusit Thani desde el mercadillo de Patpong, una de las zonas más animadas en la agitada vida nocturna de Bangkok. Estábamos muy cansados y con el jet lag a cuestas, por lo que decidimos volvernos pronto. Por eso, el golpe no nos pilló en la calle. Algo que sí ocurrió a otros españoles, como Marta y Nacho, de Valencia. "Estábamos de compras en Suam Lum Night Bazaar (otro de los mercadillos con más vida en la noche de la capital) cuando el vendedor nos dejó y se marchó a ver una tele que tenían en otro puesto", relata ella.

La pareja preguntó qué pasaba, ya que la tele estaba en una posición que no podían ver: "Problems. Go to your hotel" ("Problemas. Váyanse a su hotel"), le respondió con preocupación uno de los mercaderes con un inglés macarrónico. "Pero, ¿qué pasa?" insistieron. El vendedor no encontraba demasiadas palabras, por lo que se limitó a decir: "The army and the Government. Go to your hotel. Go now! ("El ejército y el Gobierno. ¡Váyanse ya al hotel!"). Temieron lo peor y corrieron hacia su hotel. Les costó llegar, pues Bangkok, la ciudad en la que siempre tienes un taxista o un tuk tuk (motocarro) rogándote que subas, estaba colapsada y todos huían al mismo tiempo hacia sus casas.

Mientras tanto, María y yo llamábamos preocupados a nuestra agencia de viajes y a la Embajada sin demasiado éxito. O no había línea o estaba sobrecargada, pensamos en ese momento. De pronto, dejó de verse la CNN y la BBC en la televisión del hotel, mientras las cadenas tailandesas difundían un comunicado, que según intuimos era de los golpistas, aunque nunca lo supimos pues sólo se difundía en el idioma local.

Tras horas de llamadas y asustados por la falta de información, el cansancio nos venció. Cuando nos despertamos eran las 08.15, la hora en la que habíamos quedado para hacer una excursión con otras cinco parejas al Palacio Real y al Wat (templo) en el que hay una venerada figura de un Buda de jade. No nos habíamos puesto el despertador porque pensábamos que se anularía todo lo programado.

Pero, de repente, sonó el teléfono. "Chicos, bajen que vamos de excursión". Era nuestro guía, Pablo. Al bajar, le pregunté: "Pero, ¿vamos a salir a pesar del golpe?". "Miren -nos dijo a las seis parejas-, esta ciudad es muy pacífica. El Gobierno está parado y los bancos hoy no abren, pero las instalaciones turísticas sí. The show must go on (el espectáculo debe seguir)".

Entonces emprendimos un viaje que la Embajada de España no recomendaba hacer, pero sí nuestro guía. Y parece que todos los guías de la ciudad, a tenor de lo que vimos allí: el Palacio Real estaba lleno de turistas, como un día cualquiera, que se hacían fotos con los soldados apostados allí, como un día cualquiera.

Los rostros de los ciudadanos también eran los de un día cualquiera, a pesar de que algunas calles aledañas a la sede del Gobierno y a determinados ministerios estaban cortadas por los tanques y tomadas por el ejército.

Los turistas que pasaban en autobús junto a los tanques les hacían fotos en una imagen de lo más peculiar. Algunos de los soldados incluso saludaban a las parejas de recién casados a su paso.

Eso sí, las fotos desde dentro del autobús no salían del todo bien, ya que éste iba a una velocidad mayor de lo habitual. Y no porque el conductor tuviera miedo, sino porque como muchos funcionarios y banqueros no acudieron a su trabajo ayer, la ciudad con fama de ostentar el peor tráfico de todo el mundo tenía miles de coches menos en sus calles.

"Chicos, esto es Bangkok", nos comentó Pablo. A lo que añadió: "Lo único que han hecho los militares es quitar a un primer ministro que ya no le gustaba a nadie. El Ejército es leal al rey -muchos soldados llevaban una prenda amarilla, que simboliza lealtad a la corona- y van a convocar elecciones en octubre. Es la mejor noticia. Ahora sigan disfrutando de su luna de miel. Todo estará tranquilo", sentenció, y todos sonreímos sin saber muy bien por qué.

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