
Cuando Patrick Njoroge se hizo cargo de la presidencia del Banco Central de Kenia hace seis meses, su mayor sorpresa no fue descubrir lo duro que es el trabajo, sino la atención que de pronto despertaba su vida privada. Njoroge, que el pasado miércoles cumplió 54 años, es miembro del Opus Dei y ha rechazado muchas de las ventajas que vienen asociadas con su cargo, como una mansión y los coches oficiales. Dona además parte de su sueldo a 'la obra' y vive una vida de celibato en una casa de la organización religiosa que comparte con otros seis miembros en la capital del país, Nairobi.
"He pasado 20 años en tareas relacionadas con la economía. Y lo que más me sorprende ahora es el interés que tiene la gente en mi vida privada: no me lo esperaba", afirma Njoroge, que era poco conocido hasta que le presidente Uhuru Kenyatta le designó para el puesto.
Desde 1995 había trabajado en el Fondo Monetario Internacional, en tareas de asesoría relacionadas con algunos de los países más azotados por la crisis, desde Europa del Este hasta Africa.
Njoroge es el segundo de ocho hermanos, y nació en Thika, un pueblo situado a apenas 40 kilómetros al noreste de Nairobi. Hijo de un funcionario del Ministerio de Educación y de una profesora de primaria, sus padres le inculcaron pronto el espíritu del trabajo duro.
"Recuerdo a mi padre saliendo de casa todos los días, cada día a las 7 en punto de la mañana. Jornada a Jornada", recuerda el actual presidente del Banco Central de Kenia, que en los años 90 consiguió una beca en Yale para hacer su doctorado en Economía.
El nuevo gobernador, que es conocido entre sus iguales por su capacidad para expresar de forma simple cuestiones complicadas, cree radicalmente en la transparencia de los bancos centrales, aunque cree que eso no afecta a su vida personal.
Y por eso, aunque no evita las preguntas sobre religión, rechaza declarar qué cantidad dona al Opus cada mes: "Eso forma parte de mis creencias", afirma.