
Alrededor de un millón de solicitantes de asilo llegarán a Alemania en 2015. Es un volumen considerable de personas que ha precipitado a la coalición de Gobierno hacia la que puede ser su peor crisis de la legislatura.
El Ejecutivo había calculado que atender a los recién llegados costará a las arcas públicas unos 10.000 millones de euros en 2015 y otros 5.000 millones en 2016. Esta cantidad, que ya ha motivado modificaciones en los presupuestos generales, ha sido ahora corregida al alza por el Instituto Ifo. Según la prestigiosa institución económica, Alemania gastará, solo este año, 21.100 millones de euros para gestionar las llegadas de refugiados y su integración en el país.
"Estos gastos incluyen alojamiento, alimentación, plazas de colegio y guarderías, cursos de alemán, formación para la integración en el mercado laboral y gestión de las peticiones de asilo", explica el economista de Ifo, Gabriel Felbermayr, quien aclara que el Gobierno calculó los gastos de alojamiento y alimentación para 800.000 personas. Con este nuevo informe, en cambio, se contempla la llegada de 1,1 millón de inmigrantes y se incluyen los pagos administrativos y de formación.
Baile de cifras
Sin embargo, otras instituciones han aportado sus cálculos estos últimos días, y por el momento el país se encuentra ante un baile de cifras que demuestran lo difícil que resulta predecir el alcance de este fenómeno. Según el Consejo Asesor de Economistas del Gobierno alemán, el gasto público de las Administraciones germanas por la crisis de los refugiados supondrá entre 5.900 y 8.300 millones de euros este año y entre 9.000 y 14.300 millones en 2016, unas cifras "asumibles" dada "la buena situación de las finanzas públicas" del Estado.
En un documento de 500 páginas entregado a Merkel la semana pasada, los cinco sabios exponen que "es necesario realizar esfuerzos para facilitar la integración de nuevos inmigrantes para que puedan formar parte de la sociedad alemana y mejorar sus perspectivas de empleo".
Los miembros del Consejo se muestran de acuerdo en que los refugiados que vayan a permanecer de forma duradera en Alemania pasarán a formar parte del mercado de trabajo de manera gradual. También a medio plazo pueden ayudar a reducir el impacto del cambio demográfico.
Este, es un argumento que comparte el Instituto Alemán de Economía (DIW). "El debate actual sobre los refugiados en Alemania a menudo se centra demasiado en los gastos del Gobierno necesarios para apoyar a los recién llegados. Esto es de mente estrecha y miope", explica su presidente, Marcel Fratzscher, quien, si bien reconoce que las perspectivas laborales de los refugiados son inicialmente "pobres" debido a la falta de cualificaciones, el impacto positivo para Alemania "es mayor que los costes a largo plazo".