Mientras los mayores intereses de las previsiones económicas que el Fondo Monetario Internacional presentó durante la primera jornada de su reunión de primavera se centraban en las grandes economías mundiales como Estados Unidos o las emergentes como China o India, organizaciones como Oxfam Internacional denunciaban el inminente silencio que, tanto el FMI como el Banco Internacional, mantenían sobre los países más necesitados.
Durante los encuentros de este año, destaca la falta de compromisos y la relajación que las instituciones financieras internacionales si se compara con la cancelación de deudas y aumento de ayudas internacionales que el año pasado fueron anunciadas por dichas entidades. Tanto las agencias de ayuda como las distintas organizaciones contra la pobreza quieren impedir que el FMI y el Banco Mundial se duerman en los laureles y caigan de nuevo en su antigua forma de negociar.
Max Lawson, consejero político de Oxfam Internacional, explicaba que “la historia de 2005 prometía que los países ricos aumentarían su ayuda. El problema este año es determinar cuántas de estas promesas se traducirán en dinero real para combatir la pobreza, sin ocultar posibles intereses”.
A pesar del aparente esfuerzo mundial de acabar con la pobreza, el aumento de fondos destinados a ayudar a los más necesitados no llegó a sus destinatarios. Irak recibió muchos más ingresos que África. La ayuda internacional alcanzó los 27.000 millones de dólares el año pasado, pero mientras Irak se benefició de una amortización cercana a los 12.000 millones de su deuda gracias a estas ayudas, otras iniciativas, como las educativas, siguen sin poder financiarse y más de 100 millones de niños no pueden optar a la enseñanza.
Para empeorar las cosas, la ayuda no siempre llega a manos de la gente pobre. El aumento de asistencia económica a los más necesitados se desperdicia en caros consejeros de asistencia técnica, denuncia Oxfam. Los datos del Banco Mundial revelan que el dinero utilizado para contratar un consultor por 100 días financiaría un centenar de profesores por un periodo de un año. La media que los gobiernos donantes destinan a los consultores supone un tercio de la cantidad total. Lo peor, según Oxfam es que este porcentaje sigue al alza.
La flexibilidad en la ayuda a largo plazo es vital para reducir los niveles de pobreza. Uno de los mayores problemas a los que se enfrentan los países pobres es la falta de personal, tanto educativo como sanitario, así como de programas de entrenamiento. Dos millones de profesores y cerca de cuatro millones de personal sanitario son necesarios a corto plazo en las zonas con mayor índice de pobreza. La previsión de ayuda es fundamental, ya que estos países no pueden plantearse correr con el entrenamiento de personal sin estar seguros de que el ingreso de ayuda económica podrá costear dichas operaciones. Según las previsiones del FMI, el PIB africano alcanzará el 5.8% en 2006, la cifra más alta de los últimos 30 años.
Oxfam internacional tiene previsto convocar hoy a las 12.30 de la mañana, hora local, una concentración frente a la sede del Banco Mundial en Washington, para dar a conocer la falta de maestros, médicos y enfermeras en países en vías de desarrollo.