La economía española está preparada para recuperar todo el terreno perdido durante la crisis económica. Al menos, en lo que a tamaño se refiere. En concreto, y si se cumplen las previsiones de crecimiento que fijan los Presupuestos Generales del Estado para 2016, el PIB español volverá a superar los 1,1 billones de euros, algo que hasta la fecha solo había logrado en el año 2008.
El Gobierno ha fijado un avance del 3%, que sumado al crecimiento del 3,3% previsto para este año servirá para revertir la mayor parte del retroceso sufrido en el periodo más duro de la recesión.
Según los cálculos hechos por elEconomista, el PIB español será, al término del año 2016, de 1,126 billones de euros, 8.000 millones más elevado que el del año 2008, que con 1,118 billones era el más abultado de nuestra historia hasta el momento. Fue en septiembre de aquel año cuando la quiebra de Lehmann Brothers multiplicó los efectos de una crisis que en España asomaba desde varios meses antes. La economía cayó en 2009 (-3,6%), en 2011 (-0,6%), en 2012 (-2,1%) y en 2013 (-1,2%). Un retroceso conjunto del 7,5%, que no iguala el de otras economías castigadas como la portuguesa, la italiana o la irlandesa, pero se queda cerca. En este sentido, el país más perjudicado ha sido Grecia, cuya economía se ha contraído en torno al 30% desde el fatídico año 2008.
El avance del 6,3% proyectado para 2015 y 2016 va a lograr revertir esta situación, con la ayuda de un año 2014 que también se saldó en positivo (1,4%).
Ahora la evolución de la economía española es, tal y como defiende el Ministerio de Hacienda en los Presupuestos, radicalmente distinta. "La aceleración del crecimiento ha venido impulsada por la demanda nacional, al consolidarse la recuperación del consumo privado y la inversión", sostiene el departamento que dirige el ministro Cristóbal Montoro.
La recuperación del crédito a sector privado, el crecimiento del consumo privado por primera vez desde 2010, el aumento de las exportaciones y el avance de la formación bruta de capital fijo explican que, a día de hoy, nuestro crecimiento interanual se sitúe ya en el 3,1% (según los datos del INE relativos al segundo trimestre de 2015).
A finales del año 2016, con el PIB superando los 1,1 billones de euros, podrá decirse que el tamaño de la economía española dobla el que tenía cuando firmó la entrada en el euro (31 de diciembre de 1998). Entonces, bajo Gobierno de José María Aznar, nuestra economía tenía un tamaño de 551.000 millones.
Durante todos estos años, nuestro país ha mantenido el cuarto puesto en cuanto a tamaño dentro del euro, tan solo por detrás de Alemania, Francia e Italia. En la clasificación europea, nuestro país desciende al quinto puesto porque Reino Unido es, tras Alemania, la economía de mayor tamaño.
No es oro todo lo que reluce
Pese a que la economía española recuperará su tamaño previo a la crisis, el PIB será uno de los pocos datos macro que aporten alegría al complicado escenario económico. La factura del paro, del déficit público y de la deuda demostrarán que nuestro país tendrá aún que recorrer un largo camino para recuperar el bienestar perdido durante el peor lustro económico en décadas.
Según los cálculos del Gobierno, el paro se situará al término de 2016 en el 19,7%, con algo más de 4,5 millones de parados. Son más del doble que los 1,8 millones que llegaron a registrarse en 2007, con una tasa que llegó a situarse por debajo del 8%.
La deuda, que será del 98,2% del PIB, será el otro gran lastre de la crisis. En 2007 se situaba en el 36,9% y no llegaba a los 400.000 millones. Ahora supera el billón. El déficit, del 2,8%, estará lejos aún del superávit previo a la crisis, pero habrá logrado al menos reconducirse.