
La presión sobre el referéndum del próximo domingo sigue en aumento. El lunes el primer ministro, Alexis Tsipras, compareció en directo en la televisión nacional en una entrevista en la que dejó leer entre líneas que no querría formar parte del Gobierno si los griegos aceptasen las condiciones de los acreedores. "Estoy aquí porque me eligió el pueblo", dijo, aclarando que respetará el resultado y que si es un sí se convertirá en Ley de Estado, "pero no soy primer ministro de cualquier tiempo", matizó, lo que se ha interpretado que no seguirá a toda costa si pierde el no que propugna.
Tsipras insistió en la idea de una quita: "Si no nos ofrecen una reestructuración de la deuda, la opción que nos queda es decir al pueblo que la propuesta que nos dan no nos permite salir de la crisis". El primer ministro manifestó claramente su intención de permanecer en el euro. "No nos echarán, el coste sería tremendo", subrayó. "Nuestra opción es permanecer en el euro. Somos el corazón de Europa, este país tiene una larga historia de civilización", argumentó.
Al ser preguntado por los detalles de la negocación del fin de semana, aclaró que tuvo la sensación de que "cada vez que decíamos sí a alguna propuesta, nos pedían algo más". "Nos dieron un ultimátum: contesten en 48 hora", explicó Tsipras. Los ultimátums se pueden devolver y con más fuerza cuando lo rechazan los pueblos", sentenció. "No obstante, soy optimista y creo que delante de un resultado fuerte del referendum, habrá unos pasos atrás por parte de ellos". "Mi mensaje hacia ellos es que siempre estamos en la mesa de la negociación", concluyó.
División sobre el referéndum
El referéndum del próximo domingo, el Gobierno de Tsipras sigue contando con un respaldo popular amplio, aunque anticipar el resultado de la votación es algo muy difícil. La defensa del sí por parte de los acreedores europeos se ha interpretado en Grecia por algunos como una intevención directa en los asuntos interiores de un país soberano. Lo mismo ocurre con la equiparación de la pregunta del referéndum (sí o no a la última propuesta de los acreedores) con una votación de sí o no al euro, un comportamiento que adoptan los partidos de la oposición.
La plaza de Syntagma, delante del Parlamento griego en Atenas, se convierte una vez más en el escenario de manifestaciones, tanto de partidarios del sí como del no.
A medida de que se acerque el domingo, los ánimos zozobrarán aún más, pero hasta hoy la situación en un día laboral en Grecia se describe más bien con términos de perplejidad y de espera para ver cómo evoluciona la situación, y no de pánico.