
La revista The Economist advierte en su último número de que un hipotético "divorcio" entre Grecia y la UE sería "un desastre para todo el mundo", aunque considera que si ambas partes no cambian los términos de su relación "permanecer juntos no sería mucho mejor" por lo que salvar el vínculo "no vale la pena a cualquier precio".
En un artículo titulado My big fat Greek divorce (Mi gran divorcio griego), el semanario británico sostiene que un acuerdo es "todavía posible" a pesar de que las partes "se han llegado a odiar el uno al otro".
Sobre las ganancias del impago de Grecia señala que serían leves mientras que los costes llegarían a ser potencialmente enormes puesto que, aunque el país podría alejarse de las deudas de 317.000 millones es "un valor que vale menos para los griegos de lo que parece". En cualquier caso, insiste en que un estado fallido en el país heleno sería el problema de la UE, y su hipotética salida podría hacer "más probable" la propagación a otras economías vulnerables, como Portugal o Chipre.
De esta forma, sostiene que las relaciones entre la zona euro y Grecia se definen en términos de las concesiones que cada uno realiza a la otra parte, por lo que "el matrimonio puede sobrevivir, pero aún más infeliz que antes".
El semanario británico ve necesario un "cambio de mentalidad", ya que, en su opinión, ambas partes han agudizado la crisis griega, especialmente al principio cuando los acreedores pusieron demasiado peso en el ajuste fiscal rápido para limitar el tamaño de la deuda griega.
La tarea real
A su parecer, esto fue una distracción de la tarea real, como era resolver los obstáculos estructurales al crecimiento, el clientelismo, la administración pública sin esperanza, las malas regulaciones, el letárgico y poco fiable sistema judicial, los activos nacionalizados y oligopolios, así como los mercados inflexibles de bienes y servicios y mano de obra.
"La mayoría de los griegos quiere permanecer en el euro pero sus políticos todavía se ven a Berlín para la salvación, en lugar de hacer la reforma en casa", apunta The Economist, que advierte de que "Grecia debe entender que, si esto no cambia, los acreedores van a perder la paciencia".
"Evitar el divorcio sería mejor para todos, pero este matrimonio no vale la pena salvar a cualquier precio", concluye.