
Que España tiene un problema para cuadrar sus cuentas es algo evidente desde el estallido de la burbuja inmobiliaria. Los constantes déficits públicos son la prueba del desequilibrio, ahora toca encontrar la solución (los ingresos 'extra' del ladrillo no volverán). Muchos políticos aseguran que reduciendo duplicidades en las administraciones, mejorando la eficiencia en el gasto y controlando algunas partidas el problema sería agua pasada. Sin embargo, hay que economistas que creen que esas medidas servirían de poco para atajar un déficit estructural.
Entre estos críticos se encuentra Jesús Fernández-Villaverde, catedrático de Economía en la Universidad de Pensilvania y uno de los economistas más influyentes de España. Villaverde sostiene en el blog Nada es Gratis que "es imposible reducir nuestro gasto público a base de eliminar duplicidades, despilfarros y gastos inútiles en mucho más del 2% del PIB. Por lo tanto, dado el tamaño del déficit, esto nos obliga a pensar seriamente en otras maneras".
Villaverde argumenta su teoría basándose en los ingresos y gastos públicos 'limpios' de España. Es decir, descuenta los intereses de la deuda y los pagos e ingresos con la UE. Tras hacer estos cálculos, el resultado es que España gastó en 2014 lo equivalente al 39,29% del PIB mientras que tan sólo ingresó el 33,61% del PIB: "La diferencia entre el 39.29% de gastos 'libres' y el 33.61% de ingresos 'libres' es el 5.69% del PIB de déficit (necesidad de financiación sin ayudas a la banca) con el que nos enfrentamos. Este número es obviamente el mismo que la diferencia entre el 43.45% de gastos 'totales' sin ayudas a la banca y el 37.77% de ingresos 'totales'".
Para empezar, Villaverde cree que si sólo nos quedamos con estos datos ya será muy complicado reducir el déficit en 5,69 puntos porcentuales o lo que es lo mismo, reducir el gasto en un 14,48%. Pero es que la situación es mucho más complicado cuando se entra en detalle y se analizan los gastos futuros en algunas partidas que deberán aumentar con total seguridad en el futuro.
No sólo aumentará el gasto en pensiones y sanidad (por envejecimiento de la población), "tener AVE en todas las capitales de provincia es muy bonito, pero la verdad es que no nos lo podemos permitir. Un nivel de inversión pública del 2% del PIB no es sostenible para mantener nuestras infraestructuras. Ahora estamos viviendo en el pasado. En el medio plazo, una inversión pública más sensata está cerca del 3 o 4% del PIB". Inversión pública se refiera a la construcción y conservación de autopistas, AVE, etc.
El gasto dedicado a mantener el Estado de Bienestar representa el 25,21% sobre el PIB. Del total de esta partida el 18,77% sobre el PIB (transferencias) se dedica a pagar pensiones y las prestaciones por desempleo, otras partidas de las que es muy difícil recortar. La otra parte para completar el 25,21%, representa casi un 6,5% del PIB que son "los sueldos de médicos, enfermeras, maestros, electricidad de los colegios, agua de los hospitales y el pago de los funcionarios de la seguridad social".
Resumen de los gastos
"El gasto de las administraciones públicas en el Estado de Bienestar, inversión pública, defensa y orden público en 2014 fue, aproximadamente, fue de 30.11% del PIB. Por otro lado, el gasto de las administraciones públicas en 'todo lo demás' (embajadas, protección del medio ambiente o la factura de la luz de la Moncloa) fue del 9,17%". La suma de estas dos cifras equivale al gasto total de las Administraciones públicas en España en 2014.
Por todo ello "si no se quiere tocar el valor real de las prestaciones sociales, educación y sanidad, es imposible ahorrarse más de un 0,75% de PIB en estado del bienestar". Además, "si no se quiere tocar el valor real de la inversión pública, defensa y seguridad, es imposible ahorrarse más del 0,25% del PIB".
"Esto te deja un 4.69% de déficit contra un gasto en 'todo lo demás' del 9,17%. La conclusión es la siguiente: las cuentas no salen. Como mucho, nos podemos ahorrar un 2% de PIB de gasto público a base de eliminar duplicidades, despilfarros y gastos inútiles".
Soluciones para acabar con el déficit
Villaverde señala como una solución hacer crecer el PIB. "Un crecimiento del denominador (PIB) más fuerte que el del numerador (gasto)" puede reducir en términos relativos los gastos. Aunque el catedrático cree que esto no puede ser del todo eficiente, puesto que cuando una economía crece suele conllevar también un aumento de los servicios públicos, cada vez más caros.
Quedan otras dos opciones, o reducir el gasto público o aumentar la recaudación. Si se opta por la primera opción, Villaverde cree que debería ser una decisión tomada "en público y ser coherente con ella. No hace falta seguir vendiendo que todo es despilfarro de ayuntamientos y diputaciones. No es honesto decir que se va a reducir el gasto de manera dramática sin afectar a las contraprestaciones", sentencia el economista español.