La comisaria de Comercio de la Unión Europea, Cecilia Malmström, ha intentado salir al paso de las críticas, cada vez más sonoras, al pacto de libre comercio entre la UE y Estados Unidos (TTIP en sus siglas en inglés), que desde hace meses viene gestándose casi en secreto.
Una de las principales críticas al tratado es la posibilidad de que las empresas puedan demandar directamente a los Estados ante un tribunal de arbitraje, en lugar de utilizar la jurisdicción normal.
Según los sectores más críticos, esta cláusula podría limitar la capacidad de los Gobiernos de legislar en beneficio del interés público. Reconociendo en parte la oportunidad de las quejas, comisaria de Comercio ha dicho que presentará propuestas "pronto" para mejorar este sistema.
Este sábado se han convocado numerosas movilizaciones en todos los Estados Miembros de la UE. Los organizadores de esas protestas señalan que el TTIP representa "una amenaza a la democracia, el medio ambiente los consumidores y los estándares laborales".
"No es cierto", ha replicado la comisaria de Comercio, Cecilia Malmström, en su blog. "El TTIP no obligará a los Gobiernos a liberalizar los servicios públicos", asegura Malmström, ni tampoco "cambiará nuestro régimen sobre alimentos genéticamente modificados o carne de vacuno hormonada".
Las negociaciones del acuerdo de libre comercio entre la UE y EEUU se iniciaron en julio de 2013 y hasta ahora se han logrado escasos progresos tangibles, más allá del intercambio de propuestas entre las dos partes.