
Después del batacazo electoral en Andalucía, y del malestar interno en el PP por la falta de autocrítica y los errores de comunicación de Mariano Rajoy, el presidente del Gobierno entonó ayer por primera vez algo parecido a un mea culpa y sugirió la necesidad de levantar el acelerador de la austeridad para evitar que la debacle andaluza se repita en las elecciones de mayo.
Aunque en el habitual tono impreciso, Rajoy admitió ayer que los resultados del 22 de marzo son "peores de lo esperado" y que eso obliga a corregir "lo que haya que corregir" dentro del partido. Eso sí, achacó su impopularidad a la grave crisis económica, que obligó a adoptar medidas de austeridad en una "durísima" primera mitad de la legislatura, señaló ayer Rajoy.
El jefe del Ejecutivo hizo estas declaraciones ayer en una rueda de prensa en la Moncloa junto al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. Durante su intervención, Rajoy insistió en justificar esos esfuerzos, a pesar de su dureza, para conjurar la amenaza del rescate. Hoy, "después de superar la crisis", se han podido aplicar medidas de estímulo, como la bajada de impuestos, que ya empieza a notarse entre la población española, aseguró el presidente.
Recuperación para todos
El gran objetivo ahora, explicó Rajoy, es continuar con esas medidas que han permitido crear empleo y aumentar el consumo para que la superación de la crisis "llegue a la totalidad de los españoles". Es decir, menos austeridad y algún que otro caramelo que endulce con más dinero el bolsillo de los españoles, especialmente de cara a las elecciones de mayo y, sobre todo, por motivos de calendario, a las generales de finales de año. A ello dedicará lo que queda de legislatura, ya que es su "prioridad" y su "obligación".
También se refirió el jefe del Ejecutivo a la necesidad de hacer un esfuerzo pedagógico para "intentar explicar" a los españoles la gestión del Gobierno. Ése es precisamente uno de los aspectos que le afean desde las filas populares, que critican la fría imagen del plasma, con sus correspondientes chascarrillos, y reclaman al presidente acercarse a la ciudadanía y salir más a la calle, sobre todo porque buena parte de los ciudadanos no notan en sus bolsillos la mejora económica.
Una diferencia de comunicación que quedó patente en la campaña andaluza, donde la candidata socialista llevó a cabo una estrategia a pie de calle y supo apuntarse los tantos positivos y culpar al Ejecutivo central de los males de Andalucía.
Está por ver si Rajoy enmienda el error de cara a la próxima cita electoral y, como aseguró ayer, convierte la derrota en Andalucía en un "estímulo" para intensificar la campaña de las autonómicas y municipales. El presidente garantizó que se volcará en la cita de mayo "como siempre lo ha hecho", lo que da a entender que los próximos meses serán una campaña constante.
Por otro lado, Rajoy valoró la decisión del Gobierno de restablecer el derecho a la atención primaria a inmigrantes en situación irregular como una medida "sensata" y "razonable". El presidente explicó que la asistencia médica en los ambulatorios permitiría evitar el colapso de las urgencias, y apoyaba así una marcha atrás que desde el sector sanitario y de la oposición tachan de electoralista e incompleto, ya que no se devolverá la tarjeta sanitaria a los ciudadanos extranjeros sin papeles.