
La inmigración se está convirtiendo en la manzana de la discordia en Alemania. La coalición de gobierno quedó dividida esta última semana después de que la Unión Cristianodemócrata (CDU), de la canciller Angela Merkel, rechazara la idea de sus socios de centroizquierda (SPD) sobre una ley migratoria basada en la de Canadá.
La propuesta de Thomas Oppermann, líder del bloque socialdemócrata (SPD) en la Cámara baja del Parlamento, consiste en atraer trabajadores cualificados desde fuera de la UE a Alemania con un sistema de inmigración por puntos como el canadiense. La idea, sin embargo, no gusta en la CDU. Horst Seehofer, presidente de la CSU (facción bávara del partido de Merkel), decía hace semanas que "si este país recibe un millón de inmigrantes por año, no necesitamos una ley que permita una inmigración mayor".
El modelo canadiense
En su diseño para la ley, Oppermann advierte de que Alemania perderá hasta 6,7 millones de personas en edad de trabajar de aquí a 2025. "Con un sistema de este tipo, por ejemplo, Canadá ganará cada año cerca de 250.000 inmigrantes cualificados", explicó.
Oppermann no entró en detalles del posible proyecto de ley, aunque se refirió a un sistema por puntaje parecido al que se utiliza en Canadá para evaluar el ingreso de extranjeros al país. El modelo canadiense entró en funcionamiento a principios de este año y permite a los inmigrantes calificados una entrada exprés al país. Este método establece un máximo de puntos que pueden obtenerse a partir del análisis de factores, como por ejemplo la edad, el nivel de educación, las competencias lingüísticas o la experiencia de trabajo en el lugar de destino.
Según el documento propuesto por Oppermann, el sistema se puede combinar con una base de datos donde los empleadores puedan consultar las solicitudes. Los permisos de residencia se limitarían a tres años, y podrían llegar a ilimitados si el solicitante muestra que puede asegurar su sustento.
Las opiniones varían, incluso dentro de cada partido. Según el ministro del Interior, el conservador Thomas de Maizière, las normas legales existentes son suficientes para dar cabida a los inmigrantes, por lo que no se necesita una reforma migratoria. El proyecto de Oppermann parece contar con el respaldo del presidente de la SPD, Sigmar Gabriel. El ministro de Economía escribió recientemiente un artículo en el periódico Frankfurter Allgemeine en el que pedía una ley que regule qué tipo de inmigración necesita Alemania. En medio de las declaraciones cruzadas entre miembros de su Gobierno, la canciller Merkel se mostró abierta a examinar propuestas.
Regular la inmigración
En la oposición, los Verdes son también partidarios de regular la inmigración. La diputada de Die Linke, Sevin Dagdelen, afirmó que su partido se opone a un sistema de puntuación "porque lo que debe primar son los derechos humanos y no la utilidad de una persona para el mercado laboral".
La inmigración reapareció en la agenda pública de Alemania después de que el partido euroescéptico Alternativa por Alemania (AfD) y el movimiento islamófobo Pegida reclamaran políticas más duras para controlar la migración al país.
Según la OCDE, Alemania ya es el segundo país más popular del mundo para vivir y trabajar. El año pasado registró la mayor ola de inmigración en 22 años: Al menos 470.000 personas se trasladaron al país, la mayoría de ellos procedentes de Estados de la UE. Actualmente, entre 300.000 y 500.000 inmigrantes trabajan en Alemania por debajo de sus calificaciones, y en diciembre pasado el Gobierno de Merkel aprobó una ley que permite echar a ciudadanos de la UE que lleven más de seis meses viviendo en la República Federal sin trabajar.