
La economía sumergida en España alcanzó en 2012 los 201.300 millones de euros, según un estudio de Visa, uno de los gestores líder en tarjetas de crédito. El aumento del uso del pago electrónico en lugar del pago en efectivo disminuiría un 11% ese volumen de fraude.
Reducir al máximo, cuando no eliminar directamente, los pagos en efectivo es un objetivo que bancos y comercios se han impuesto y para el que trabajan a través del desarrollo de la tecnología necesaria.
Según publica este domingo el Periódico de Catalunya, el pago con dinero físico es una de las principales fuentes de fraude y alimento de las transacciones opacas.
La empresa norteamericana Visa cifra, en un estudio, la economía sumergida que hubo en España en 2012 y la sitúa en el 19% del PIB, 201.300 millones de euros. Este volumen de dinero que escapa del control estatal está en línea con lo que sucede en Europa, aunque 6,5 puntos por encima de lo que ocurre en países ricos como Alemania y Francia.
Según Visa, "un incremento sostenido del 10% en los pagos electrónicos durante cuatro años es capaz de reducir el tamaño de la economía sumergida incluso más de un 5%".
La propuesta es que parte de la lucha contra este tipo de fraude se desarrolle a través del fomento de los pagos electrónicos, en cualquiera de sus modalidades.
Visa cree que centrando las medidas de prevención en el control de las ventas no declaradas a consumidores significaría reducir la actividad opaca en España en unos 23.400 millones, un 11,6% del total, según recoge el Periódico en su artículo.
Relación evidente
La relación entre un mayor uso de los pagos electrónicos y un menor fraude queda de manifiesto en datos como que países como Bulgaria, Rumanía, Turquía, Polonia, Lituania, Grecia e Italia, que son en los que menos trasacciones electrónicas de dinero se realizan son los que encabezan la lista europea de países en los que el peso de la economía sumergida es mayor, acercándose al 25% de su PIB.
En el extremo opuesto se sitúa Suecia. Este país nórdico es uno de los más comprometidos en fomentar las compras con pagos electrónicos o tarjetas y en los últimos tres años ha logrado reducir el volumen de su economía sumergida hasta un 13% de su PIB.
En 2013, en España se efectuaron compras con tarjetas de crédito por valor de 99.576 millones de euros y en 2014 se superaron los 100.000 millones. En el mundo se camina hacia la desaparición del uso del dinero en efectivo, aunque los cálculos más optimistas descartan que esa meta se consiga antes de 20 años.