
Yanis Varoufakis, el enfant terrible del nuevo Ejecutivo griego, es el cortafuegos encargado de llevar la voz cantante en las negociaciones con la troika y su popularidad ya supera al mismo Alexis Tsipras.
Inconformista, no convencional, con una manera de vestir muy poco habitual entre la clase política, blogger activo y un profesor capaz de convertir una asignatura "aburrida" en muy interesante, el cosmopolita Yanis Varoufakis fue una de las sorpresas del Gobierno de Alexis Tsipras, ocupando la posición clave de ministro de Finanzas y la carga de la negociación de la deuda.
Su popularidad en Grecia le dio el primer lugar en la circunscripción de Atenas en las elecciones de enero, aunque su candidatura se confirmó en el último momento. Su imagen fotogénica y su capacidad de atraer a las cámaras, junto a sus declaraciones heréticas, han hecho que Varoufakis casi eclipsase al propio Tsipras, al mismo tiempo que los medios de comunicación en Alemania le han llamado "la estrella pop de los economistas griegos".
Yanis Varoufakis empezó a hacerse conocido en Grecia justo cuando estalló la crisis. Sus apariciones como tertuliano fueron frecuentes pero poco convencionales, por dos razones: sus ideas revolucionarias y su costumbre de dejar hablar a su interlocutor sin interrumpirle.
Desde el inicio, el economista había defendido la idea de que la crisis es global y no un privilegio griego, y que sólo una conferencia internacional o europea podría abordar los problemas creados en la economía internacional. Se define como "marxista libertario" y aboga por un socialismo democrático liberal. Se ha opuesto repetidamente a las políticas de "austeridad pirámide", según su propia clasificación, y ha propuesto (y sigue defendiendo) la creación de un nuevo Plan Marsella europeo para Grecia.
Hombre de tres nacionalidades
El plan inicial del joven Varoufakis, en 1978, era estudiar Física. Fue Andreas Papandreu quien le animó a estudiar economía política, de hecho le facilitó incluso una carta de recomendación para la Universidad de Essex, en Inglaterra. Entre 1982 y 1988 enseñó en tres universidades británicas, obtuvo la nacionalidad británica y abandonó el país tras la tercera victoria electoral de Thatcher, cuando decidió aceptar la invitación por la universidad de Sydney. Otro motivo para no volver aún a Grecia, fue la obligación de hacer el servicio militar, como explicó años más tarde en su blog personal.
Los estudiantes australianos son seducidos por la espontaneidad mediterránea del profesor griego, con las camisas coloridas, la actitud rock y su lenguaje mordaz. Varoufakis mantiene su propio programa en la radio, que según él obligó al Gobierno federal de John Howard a elaborar una enmienda especial para los medios de comunicación con el fin de sacarle de la radio, porque sus palabras molestaban. En Sydney vivió 12 años, se casó con una australiana de origen griego, renunció a la nacionalidad británica, obtuvo la australiana, y en el 2000 decidió volver a Grecia "para no convertirme en inmigrante".
En su país de origen, le cuesta adaptarse al sistema universitario anquilosado, en un ambiente donde sus propuestas innovadoras no se reciben precisamente con entusiasmo. Sin embargo, en 2003 logra fundar un posgrado de Teoría Económica en la Universidad de Atenas, que presidió hasta el 2008. Entre 2004 y 2006 Varoufakis forma parte del equipo económico de Yorgos Papandreu, entonces líder de la oposición, un puesto que abandonó por las discrepancias continuas entre él y los demás asesores.
Con el inicio de la crisis, en 2008, Varoufakis fue uno de los primeros economistas-tertulianos que concedió entrevistas vía Skype, cuando aún tenía compromisos profesionales en el extranjero, concretamente en la Universidad de Austin, Texas. En EEUU trabajó también como "economista de residencia" en la empresa Valve, una distribuidora de videojuegos por Internet, donde desarrollaba modelos de predicción y exploraba sistemas de transacción digitales.
En sus discursos, Varoufakis argumentaba que no se puede prolongar la estrategia sumisa del país, con los programas impuestos insostenibles. Sus teorías le hicieron bastante popular tanto dentro de los círculos anti memorándum, como en los círculos claramente europeístas. Su amplia popularidad hacía difícil imaginar con quién exactamente podría colaborar al final, no como diputado, sino como simple asesor. Por el hecho de que durante mucho tiempo fue columnista en una página electrónica dirigida por Stavros Theodorakis (actual líder del partido To Potami), muchos anticipaban una colaboración con Potami.