
A los bancos de la eurozona se les han puesto los dientes largos gracias a la barra libre que supone la compra de bonos soberanos y activos anunciada la semana pasada por el Banco Central Europeo. No es para menos, y es que muchas entidades bancarias colarán sus activos sobrevalorados dada la calidad de los mismos.
Así lo indica un análisis liderado por Lei Mao, de Warwick Business School, que pone de manifiesto no sólo la dificultad que encontrarán Draghi y sus chicos sino otros gobernadores de bancos centrales a la hora de monitorizar la calidad de los activos que engullen dada la amplia escala que implica este tipo de flexibilización monetaria (también conocida como quantitative easing o QE).
El BCE está listo para seguir la estela de la Fed, el Banco de Inglaterra o más recientemente el Banco de Japón para arrancar una compra de bonos por valor de 60.000 millones de euros a partir de marzo y que en un principio durará hasta septiembre del año que viene. Este tipo de medidas extraordinarias han ayudado a la primera economía del mundo a recuperarse de la peor recesión sufrida desde el azote de la Gran Depresión pero sin embargo a ojos de algunos expertos supone un arma de doble filo.
El estudio de profesor de Finanzas de Warwick alerta que buena parte del dinero destinado por Draghi para absorber activos podría tirarse en comprar activos de baja calidad. "La compra de activos del sector privado por parte de los bancos centrales incentiva a los bancos privados a no controlar la calidad de sus activos, y por lo tanto el efecto de la supervisión del sistema financiero europeo podría sufrir daños", explica.
Además añade que existe una preocupación real ya que si el BCE no ha sido informado detalladamente sobre la calidad de los activos que compre, "el QE seguramente resultará en la compra de activos privados sobrevalorados que proporcionarán a los bancos de un almuerzo gratis". El BCE anunció la semana pasada que comprará más de 1 billón de euros en activos, que incluirán deuda pública, valores respaldados por activos y bonos garantizados, para tratar de impulsar la inflación y el crecimiento.