
El Gobierno de Shanghái se ha convertido en el primero de una región china en renunciar a fijarse un objetivo anual de crecimiento de su producto interior bruto (PIB), en un país que se ha mostrado obsesionado con esa cifra desde que inició su apertura económica hace casi cuatro décadas.
Así lo ha anunciado el alcalde del gobierno local de Shanghái, Yang Xiong, quien ha explicado que en lugar de fijar una cifra de crecimiento, como ha sido habitual desde hace décadas tanto a nivel nacional como de las autoridades provinciales y de las cuatro municipalidades chinas (Pekín, Shanghái, Tianjin y Chongqing), su objetivo del PIB para 2015 será simplemente "mantener un crecimiento estable".
Esto se espera conseguir "introduciendo una optimización estructural (de la economía shanghainesa) y consiguiendo así una mejor calidad y una eficacia más alta" de la actividad económica local, que en los últimos años Shanghái está transformando hacia un tejido cada vez menos industrial y más volcado hacia los servicios.
Shanghái no es la primera ciudad que toma esta medida, ya que en el último año al menos 70 localidades han optado por abandonar el PIB como vara de medición. Sin embargo, se trata de la primera de las cuatro grandes ciudades del país asiático en dar el paso.
Medio millón de empleos
Yang anticipó también que su Ejecutivo aspira a crear medio millón de puestos de trabajo (la población a su cargo supera los 24 millones de personas), con lo que la tasa de paro de Shanghái debería de poder mantenerse un año más por debajo del 4,5% de la población activa.
El presidente chino, Xi Jinping, y su primer ministro, Li Keqiang, han insistido desde 2013 ante los gobiernos locales del país en que deben evitar medir su rendimiento como gestores sólo por la cifra de crecimiento del PIB, lo que a menudo ha conducido a casos de deterioro medioambiental y de descontento social.
En este contexto, no se descarta que el ejemplo de Shanghái pueda ser seguido próximamente por el propio Gobierno central, adelantó por su parte el profesor de políticas públicas Zhu Lijia, de la Academia China de Gobernantes. "La brecha (económica y social) entre las regiones del este y el oeste es tan grande que siempre he pensado que fijarse un objetivo de crecimiento nacional no tenía sentido", explicó Zhu.
En los últimos años, Shanghái ha ido reduciendo paulatinamente su ritmo de crecimiento anual desde un 8% hasta un 7,5% anual, cumplido en 2014, y el informe presentado por Yang en la sesión de apertura del pleno del Legislativo local prevé que se ralentice hasta cerca de un 7% en 2015, aunque ya no es una meta.
Por otra parte, Lian Ping, el economista jefe del estatal Banco de las Comunicaciones (BoCom), señala al diario independiente South China Morning Post que este movimiento no significa que Shanghái dejará de centrar sus esfuerzos de desarrollo en el crecimiento económico reflejado en la cifra del PIB.
"Al contrario, está prestando cada vez más atención a la calidad y la eficacia de la economía, y como principal centro económico y financiero del país que es, a mejorar la manera en la que da servicio al delta del río Yangtsé (la región a su alrededor, el mayor polo industrial y económico de China) y a todo el país", puntualizó.