
El caso griego fue prácticamente un laboratorio de medidas contra la crisis.
Seis años de reformas continuas, de recortes salariales sin precedentes, de centenares de millones de euros en forma de paquetes de rescate, de despidos masivos y de eliminación de derechos laborales. En estas palabras se podría resumir la historia económica y financiera de Grecia desde el 2009, que estalló la crisis de deuda soberana, hasta la actualidad. Lo que hay que destacar, sin embargo, es que todo lo descrito en las primeras líneas sucedió con el fin de acabar con la deuda pública y mejorar la credibilidad y la competitividad de la economía griega.
No obstante, seis años después nada de eso ha ido bien: hoy, el PIB se ha reducido por 25 por ciento, la deuda pública supera el 177 por ciento del PIB, el poder adquisitivo de los griegos ha disminuido en un 37,2 por ciento, un tercio de la población está por debajo del umbral de la pobreza (contando con un ingreso mínimo de 475 euros al mes) y hay unos 1.360.000 desempleados, mientras que la lluvia de impuestos ha tocado fundamentalmente a la gente de baja remuneración.
De la euforia al abismo
Sin embargo, el ambiente de 2009, justo antes de las elecciones generales de noviembre, no parecía tan dramático. Las malas señales estaban ahí, especialmente en la balanza comercial que contaba con un déficit alarmante, pero la victoria de los socialistas y el retorno de Pasók al Gobierno parecían garantizar el cambio. Al cabo de dos semanas, el déficit se rectificó de 5,6 al 12 por ciento (y el 2010 se volvió a rectificar a 16 por ciento), y Grecia ya estaba de camino hacia el Fondo Monetario Internacional. El primer memorándum trajo las primeras reformas, en mayo de 2010, que supusieron la abolición de las pagas extra en el sector público, el aumento del IVA, la disminución de salarios y pensiones, el aumento de la edad de jubilación y una mayor flexibilidad en cuanto a despidos.
El PSI y la quita de la deuda
En la primavera de 2012 tuvo lugar el famoso PSI que supuso la quita de una parte de la deuda pública griega. Bonos de un valor nominal de 199.200 millones de euros se intercambiaron con nuevos bonos de un valor de 62.400 millones, y con bonos del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera de valor de 29.700 millones de euros. Aunque se suponía que el intercambio de bonos iba a favorecer a la causa griega, con un beneficio neto de 43.500 millones de euros, en realidad la deuda pública no se relajó. La reestructuración de la deuda se hizo de modo favorable para los acreedores. El nivel del endeudamiento público de Grecia no sólo no disminuyó, sino que se trasladó a los contribuyentes griegos y de otros países de la UE.
La ruptura de la cohesión social
Manifestación tras manifestación, huelga general tras huelga general, la sociedad griega ha seguido un camino que hace una década parecía imposible. Fruto del cambio dramático fue la aparición de una formación abiertamente neonazi, Amanecer Dorado, que logró hasta entrar en el Parlamento con 18 diputados, en el añol 2012, superando a tradicionales fuerzas políticas, como el Pasók o los comunistas. A pesar de sus actos violentos, dicha formación ganó el apoyo de buena parte de la sociedad, básicamente mostrándose como patriotas limpios.
Los rescates no han cumplido su objetivo
En resumen, tras seis años de recesión profunda, de austeridad severa y de más de 380.000 millones de euros de ayuda, la deuda griega está hoy ligeramente por debajo del astronómico 180 por ciento del PIB. Más de la mitad de las ayudas recibidas por la UE y el FMI ha sido utilizada para pagar la misma deuda, aldrededor de un 19 por ciento sirvió para recapitalizar a los bancos griegos y solamente un 11 por ciento fue utilizado hacia objetivos no financieros. Y Grecia está ahora, ante las elecciones generales más importantes de la historia contemporanea del país, en un punto peor que en 2009. A lo largo de los últimos meses, el Gobierno de Antonis Samarás reiteró una y otra vez el fin de las medidas de recortes y el inicio del desarrollo y de la recuperación, basándose principalmente en el logro de un superávit primario,que sin embargo fue resultado no de un desarrollo económico sino de recortes sin fin.
Vuelve el debate sobre el 'Grexit'
Si en 2009 alguien hubiera dicho que tres años más tarde los socialistas de Pasók iban a bajar del 44 al 5 por ciento de los votos en las siguientes eleccioneshubiera sido tratado de loco. No obstante, esto es precisamente lo que ha pasado. Y el lugar de Pasók, primero como oposición oficial y ahora posiblemente como Gobierno, lo toma la coalición de izquierda radical Syriza, un partido que antes de los rescates tenía niveles electorales del 4 al 6 por ciento. La posibilidad de un Gobierno de Syriza hace que vuelva la palabra Grexit al debate internacional, impulsado por varias declaraciones de miembros del mismo Syriza que ponían en cuestión la permanencia del país tanto en el euro como en la UE.