Alemania acepta la decisión de Dragui a cambio de más decisión en las reformas

La decisión del BCE de limitar al 20 por ciento la mutualización del riesgo entre la institución y los bancos centrales nacionales en su plan de compra de activos hace que el nuevo programa sea "aceptable" a los ojos de Berlín

El anuncio del BCE de lanzar un programa ampliado de compra de activos, incluyendo bonos soberanos, era largamente presagiado, como también lo era la oposición de Alemania.

Sin embargo, la decisión del Consejo de Gobierno de la institución de limitar al 20 por ciento la mutualización del riesgo entre el BCE y los bancos centrales nacionales hace que el nuevo programa sea "aceptable" a los ojos de Berlín, explica un diplomático alemán a elEconomista.

Berlín consigue que el nuevo estímulo monetario no se convierta en nuevas transferencias fiscales por la puerta de atrás, una línea roja en tiempos convulsos en la eurozona. Porque, como dijo el presidente del BCE, Mario Draghi, había que "acomodar algunas preocupaciones" en este sentido. Además, la canciller Angela Merkel se lleva de Fráncfort el rotundo respaldo en su cruzada a favor de las reformas estructurales. "Es absolutamente esencial", dijo Draghi tras la reunión del Consejo de Gobierno, que los países emprendan estas reformas de manera "decisiva" y "rápida".

Porque, como se encargó de recordar Merkel horas antes desde Davos (Suiza), más allá de lo que decida el BCE, "lo que me parece importante es que los políticos actúen con más decisión, en lugar de pensar que comprando tiempo con otras medidas nos podemos olvidar de las reformas estructurales".

La pelota vuelve a estar en el terreno de juego que le gusta a Berlín, pero tras haber cedido campo, en apenas dos semanas, en áreas tan sagradas en su agenda como la ortodoxia de la política monetaria o la disciplina fiscal, tras la nueva interpretación más benigna dada al Pacto de Estabilidad.

Estos pasos, unidos al plan de inversión presentado por la Comisión Europea para movilizar 315.000 millones de euros durante los próximos tres años, casi dejan armado el "nuevo acuerdo" que precisamente Draghi esbozó a la vuelta del verano en Jackson Hole.

Hacía falta un nuevo truco

El italiano era consciente de que la magia del "todo lo que sea necesario" de julio de 2012 se había agotado. Su truco de prestidigitador funcionó para espantar a unos mercados que forzaron el rescate español y apuntaban a Italia. Sin embargo, el alicaído crecimiento y el riesgo de deflación requería algo más de su chistera.

Con el estímulo monetario y fiscal en marcha, y la relajación de las reglas fiscales ya sobre la mesa, ahora la presión está en los países que, como Francia e Italia, tienen que presentar una ambiciosa agenda de reformas en las próximas semanas. Pero también en Alemania, porque como señalan expertos dentro y fuera del país, la locomotora germana tiene una importante lista de tareas pendientes en terrenos como la educación, la innovación, la energía o las infraestructuras. La pelota vuelve estar en el terreno de Alemania, pero no de la manera que le gustaría.

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