
El producto interior bruto (PIB) de China registró un crecimiento del 7,4% en 2014, el incremento más bajo desde 1990, según los datos oficiales divulgados hoy por el Gobierno de Pekín. Sin embargo, el avance de la economía del gigante asiático en el último trimestre del año, del 7,3%, ha superado las expectativas en un contexto de un persistente exceso de capacidad, un mercado inmobiliario débil y una menor demanda global. China eliminará las restricciones para la inversión extranjera en el país.
La cifra anual del 7,4% está solo una décima por debajo de que lo que esperaba el Gobierno de Pekín, pero mantiene la tendencia a la ralentización de los últimos ejercicios, tras incrementos del 7,7% en 2013 y 2012, y del 9,3% en 2011. De esta forma, sigue cerca de su menor nivel desde la crisis financiera global y presiona a las autoridades para evitar una desaceleración mayor.
Las autoridades chinas han atribuido este menor crecimiento de 2014 al "complicado y volátil entorno internacional y la intensa tarea de mantener el desarrollo doméstico, las reformas y la estabilidad", según explicó el director de la Agencia Nacional de Estadísticas china, Ma Jiantang, en rueda de prensa.
La 'nueva normalidad'
Como resultado, "la economía nacional ha operado firmemente bajo la nueva normalidad", el término oficial para designar al crecimiento a ritmos menos intensos que en las últimas décadas, aunque "mostrando un buen empuje y un crecimiento estable", añadió Ma.
El dato trimestral de hoy, incluso si es ligeramente superior al previsto por los analistas financieros, abre la puerta a que las autoridades financieras pongan en marcha nuevas medidas de reactivación.
El Banco Popular de China (central) anunció por sorpresa una ligera reducción de tipos de interés de 40 puntos básicos (hasta el 5,6 %) a finales de noviembre, por primera vez en más de dos años, y también ha aplicado varias inyecciones de liquidez en los últimos meses a los principales entidades financieras del país.