
La nueva evaluación de las perspectivas de la zona del euro junto a Japón, China y Rusia, así como una extensa retracción de la actividad en algunos grandes exportadores de crudo, han provocado que el FMI rebaje sus previsiones de crecimiento mundial hasta un 3,5 por ciento este año y un 3,7 por ciento el año que viene, lo que supone una rebaja de tres décimas con respecto a la última revisión de octubre.
"La caída de los precios del petróleo, producida en gran medida por el aumento de la oferta, estimulará el crecimiento mundial", reconocieron los expertos de la organización con sede en Washington en su actualización de sus Perspectivas de Crecimiento Mundial (WEO, por sus siglas en inglés). "Pero, según las proyecciones, ese estímulo se verá ampliamente superado por factores negativos; uno de ellos será la debilidad de la inversión a medida que muchas economías avanzadas y de mercados emergentes continúen adaptándose a un crecimiento a mediano plazo que ofrece expectativas menos alentadoras", justificaron.
Al efecto del crudo barato hay que añadir el serio desacoplamiento que existe dentro de las economías avanzadas. Si Estados Unidos es una de las pocas potencias que se beneficiará directamente de la caída del petróleo y ha visto como sus previsiones han sido revisadas al alza hasta el 3,6 por ciento gracias al poderío de su demanda interna, en Japón, la evolución de la economía ha defraudado, aunque se espera que el impacto del bajo coste del petróleo y la depreciación del yen mejoren la situación este año y el que viene.
China, Rusia y el crudo impactan en los emergentes
En los países emergentes, el suave aterrizaje de China comenzará a sentirse este año, cuando el gigante asiático crezca por debajo de la cota psicológica del 7 por ciento. De hecho, en 2016, la segunda mayor economía del mundo avanzará a un 6,3 por ciento tras sufrir una rebaja de cinco décimas. Esto tendrá consecuencias importantes en otras economías regionales, lo que explica las revisiones a la baja para otros países vecinos. Pekín seguirá apaciguando los riesgos provenientes del crédito y la inversión por lo que la expansión económica de moderará sensiblemente.

Al mismo tiempo Rusia tendrá que prepararse para dos año de recesión económica, del 3 por ciento este año, alentada por la caída del petróleo y las sanciones de Occidente tras la toma de Crimea y las tensiones geopolíticas con Ucrania. Con una caída de la confianza y un desplome del rublo, la contracción rusa también actuará como una losa para el grupo de la Comunidad de Estados Independientes.
Al otro lado del mundo, en los países de América Latina y Caribe, la rebaja de los precios de las materias primas "causará un daño mayor en el crecimiento a medio plazo", indicó el WEO. Por eso se ha moderado el crecimiento de la región hasta el 1,3 por ciento este año y el 2,3 por ciento en 2016, una rebaja de nueve y cinco décimas respectivamente.
Por otro lado, aunque se espera que algunos exportadores de petróleo, sobre todo los miembros del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo, echarán mano de sus reservas fiscales para evitar profundos recortes del gasto público en 2015, "las políticas de respuesta monetarias o fiscales a las que pueden recurrir muchos otros exportadores para apuntalar la actividad disponen de un margen limitado", puso de manifiesto el Fondo.
El abaratamiento del petróleo y de las materias primas también explica los nubarrones que oscurecen el pronóstico de crecimiento de África subsahariana, que incluye un panorama menos alentador en Nigeria y Sudáfrica.
Es por ello que en este castillo de naipes, el petróleo y su trayectoria jugarán un papel clave. Si el crudo barato persiste, el impulso de la demanda y el gasto podría ser mayor al proyectado, especialmente para las economías avanzadas. Aún así, también implica un aumento de la volatilidad y la incertidumbre en los mercados financieros globales, que podrían pasar factura a la psique de los inversores.