
Los precios de consumo se hundieron en diciembre en terreno negativo, por sexto mes consecutivo, al registrar un descenso interanual del 1%, arrastrados por el desplome de la energía y por la inusual caída de los alimentos no elaborados.
En tasa mensual, el abaratamiento en el último mes de 2014 fue del 0,6%, según confirmó ayer el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Esa negativa tasa de inflación representa una ganancia equivalente de poder adquisitivo para todos los consumidores, evidente para los pensionistas, los trabajadores con salario mínimo y los empleados con convenio de revisión anual, que este año experimentan leves alzas de sus retribuciones. Asimismo, el IPC negativo indica que las empresas, sobre todo las intensivas en el uso de energía, pueden ganar competitividad por el lado de los costes.
Esa es la valoración de los expertos y en ese sentido se pronunció ayer el Gobierno, mediante el secretario de Estado de Economía, Íñigo Fernández de Mesa, quien aseguró que "la moderación salarial es un activo" y que la actual contención de precios, unida a la creación de empleo y a los efectos de la reforma fiscal, "va a contribuir a la mejora" de la renta de los hogares.
En todo caso, es cierto que el dato de IPC conocido ayer avivó la especulación sobre la deflación, a lo que contribuyó el hecho de que España haya registrado su primera tasa anual negativa de la serie histórica en diciembre, aunque el mayor retroceso de precios se dio en julio de 2009, con un -1,4% anual.
Los expertos consultados por elEconomista coinciden en descartar la deflación, pues la caída del IPC se debe al efecto de la energía -por mor del inédito abaratamiento del petróleo-, no hay retraimiento del consumo y sí crecimiento del PIB.
Para Juergen B. Donges (Instituto de Política Económica, Colonia), "la bajada de los precios del carburante no causa una deflación. Se trata de un choque de oferta en el mercado, debido a que los países de la OPEP deliberadamente producen más petróleo del que se demanda con el fin de salir al paso del fracking estadounidense. Esto es positivo para España, equivale a un programa de estímulo coyuntural que encima sale gratis".
En ese sentido, Juan Fernando Robles, profesor de Finanzas, duda de que la deflación llegue a producirse, "porque el mayor factor del descenso de precios, el petróleo, tenderá a estabilizarse en los próximos meses e incluso podría repuntar". Este experto matiza que el hecho de que la inflación subyacente no sea negativa -acabó el año en cero- "baja el riesgo de deflación, por la sencilla razón de que podría afirmarse que las razones del descenso de precios en productos de consumo empiezan a ceder".
La analista de Funcas María Jesús Fernández afirma que las bajadas de precios "no van a producir ningún aplazamiento de las decisiones de consumo. Los precios de los bienes están descendiendo desde hace ya mucho tiempo, y sin embargo el consumo ha crecido de forma muy dinámica durante 2014". Fernández descarta que la inflación negativa vaya a desencadenar una recesión por la vía de la compresión de los márgenes empresariales.
Miguel Ángel Bernal, profesor del IEB, insiste en que si no se retrasan decisiones de consumo "la situación es beneficiosa, por la caída de rentas salariales". En su opinión, la subyacente indica que no hay deflación, "pero sí un nivel de incremento de precios inexistentes, lo que hace prever al menos otro trimestre en negativo, que puede prorrogarse un poco más". La clave: cuándo tocará fondo el crudo.