
La Eurozona lo ha permitido y ha terminado ocurriendo. Los últimos datos sobre precios dentro del área euro mostraban un desinflación galopante. Las autoridades han gestionado mal tanto la política fiscal como la monetaria y el resultado ha sido que la unión monetaria ha entrado en deflación en diciembre.
El periodista Ambrose Evans-Pritchard, se muestra así de claro en un artículo publicado en el diario británico Telegraph: "Las fuerzas deflacionarias han tomado el control sobre los países del sur. Un gran número de economistas ya comenzaron a advertir hace dos años de que le región estaba navegando por los mares de la desinflación", pero ni los políticos nacionales, ni el BCE han tomado las medidas necesarias para evitarlo.
Durante todo este tiempo ha habido continuas promesas por parte del BCE, pero lo cierto es se ha hecho muy poco para evitar este escenario deflacionario, a pesar de los valientes esfuerzos de Mario Draghi. El balance del BCE se ha contraído en lugar de aumentar, una clara muestra de que no se ha hecho todo lo que se podía hacer.
"El momento óptimo para poner en marcha las políticas de estímulo y expansión ('Quantitavie Easing') ya ha pasado, ya es tarde. Aunque el consejo del BCE se arme de coraje este mes y fuerce a la resistencia del Bundesbank a implementar estas medidas, ahora su efecto será mucho más reducido", explica Pritchard.
Las diferencias y los shocks asimétricos en la Eurozona se han agudizado ante la pasividad de las instituciones. Mientras que Italia alcanza una tasa récord de paro, un 13,4%, Alemania ha generado 27.000 empleos netos en diciembre, logrando que su tasa de paro caiga por debajo del 5%, su nivel más bajo de los últimos 23 años.
El Telegraph asegura que las verdaderas víctimas de esta historia son los Estados del sur de Europa. La deflación hará impagable su deuda. Con la caída generalizada de los precios y agudizada en los países del sur, la deuda real crecerá.
Aunque Gobiernos como el de España aplaudan una caída de la inflación de -1,1% alegando que así se consigue competitividad y acelerar el proceso de 'devaluación interna', lo cierto que el resultado final no será como ellos piensan, explica Pritchard.
Draghi expuso hace 6 semana en Helsinki los requisitos mínimos para que una unión monetaria funcione. El banquero italiano habló de la necesidad de crear un 'macro-estado', con soberanía fiscal y política "ejercida de forma conjunta". A día de hoy esto es una utopía, no existe voluntad popular ni política para hacer de la Eurozona un solo Estados.
Y es que, Pritchard asegura que los países del norte se han encargado durante los últimos cuatro años de evitar cualquier política o herramienta que mutualizara los riesgos económicos de los Estados de la Eurozona, han evitado dar cualquier paso hacia la unión fiscal.
Lo que realmente nos está diciendo Mario Draghi con ese mensaje utópico es que la Eurozona no puede funcionar, aunque nadie puede acusar al italiano de falta de esfuerzo durante su mandato al frente del BCE.