
Los precios del petróleo se han convertido en el mejor estímulo para el crecimiento de la economía. Al menos eso indica el Fondo Monetario Internacional en su último análisis, donde estima que el efecto de un crudo barato podría sumar entre un 0,3 y 0,7 puntos porcentuales a la economía mundial el año que viene. Al fin y al cabo, aquí en Estados Unidos, el precio de la gasolina ha tocado nuevos mínimos desde mayo de 2009, después de caer alrededor de 1,25 dólares por galón (aprox. 3,7 litros) desde el pasado mes de mayo.
"Esto es una inyección en el brazo de la economía global", indicó el economista jefe del Fondo, Olivier Blanchard en un blog publicado en colaboración con Rabah Arezki, el director de investigación de commodities de la institución internacional. En estos momentos, desde la organización, estiman que la economía mundial crecerá un 3,8 por ciento en 2015, según su escenario base dado a conocer el pasado mes de octubre.
Sin embargo, con el Brent recortando su precio en un 46 por ciento desde su máximo de junio, cuando rondaba los 115 dólares por barril, el panorama económico experimenta un viento de cola que podría servir de panacea entre las principales economías del mundo, entre ellas EEUU. Si la gasolina toca mínimos en más de cinco años, el consumidor cuenta con un mayor presupuesto de gasto discrecional y la Reserva Federal tendrá paciencia a la hora de encarecer el precio del dinero, la economía podría sumar entre 2 y 5 décimas a su crecimiento, según el FMI, que hace dos meses proyectaba una expansión del 3,1 por ciento para el país en 2015. El impulso podría extenderse hasta 2016, cuando se podrían sumar entre 3 y 6 décimas a las previsiones si no se producen contratiempos de última hora.
China, la segunda mayor economía del mundo, que se enfrenta a un posible debilitamiento debido a sus reformas, también se verá beneficiada de la caída del crudo. Según el Fondo, Pekín podría expandirse entre 4 y 7 décimas más de lo previsto en 2015. Desde Washington estimaban en su reunión anual que el gigante asiático crecerá un 7,1 por ciento el año que viene. En 2016, el efecto rebote podría ser aún mayor sumando hasta 9 puntos porcentuales al PIB chino.
No todo el monte es orégano y aunque "las presiones monetarias se han limitado hasta ahora a países exportadores como Rusia, Nigeria y Venezuela, los vínculos financieros globales exigen una mayor vigilancia en todo el mundo", advirtieron Blanchard y Arezki.