
Los datos económicos muestran estancamiento, aunque mejoran notablemente los de confianza.
Alemania parece querer cerrar el año económico con buen sabor de boca. Aunque el país entró en 2014 con un fuerte crecimiento, registró una inesperada contracción de la economía entre abril y junio que se agravó en otoño. Las caídas históricas en la industria y en las exportaciones llevaron al Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y al propio Gobierno de Alemania a rebajar drásticamente las previsiones de crecimiento para este año y el próximo (un 1,2 por ciento frente al 1,8 por ciento pronosticado para 2014 y un 1,3 por ciento para 2015, siete décimas por debajo del anterior cálculo del 2 por ciento). A pocos días para finalizar el año y tras la sucesión de datos negativos de otoño, que empujaron el país al borde de la recesión y minaron la confianza de los consumidores hasta mínimos históricos, esta última semana, la primera economía de Europa ha vuelto a sacar pecho y ha lanzado mensajes de recuperación desde varios frentes.
Fragilidad temporal
Si a principios de diciembre el Bundesbank recortaba a la mitad sus previsiones para Alemania en 2015, ahora matiza que la fragilidad del país es "temporal". En su último boletín mensual, el banco federal afirma que "la economía alemana se mantiene en muy buena forma, lo cual beneficia tanto la actividad interior como las exportaciones". Aunque no prevé mejoras importantes los próximos meses, según la entidad hay razones para esperar que la fase actual debilidad sea pasajera y pronostica un aumento del PIB del 1,0 por ciento en 2015 y del 1,6 por ciento en 2016.
Reactivación de la demanda
En octubre, los principales institutos económicos de Alemania rebajaron sus pronósticos de PIB para este año y el siguiente, y a mediados de noviembre, el comité de sabios que aconseja al Gobierno, criticó las políticas de Merkel y confirmó que el crecimiento de la economía alemana se ha vuelto perceptiblemente más lento. Sin embargo, parece que últimamente empieza a relajarse la tensión. El Instituto alemán de Macroeconomía e Investigaciones Económicas (IMK) prevé que Alemania crezca un 1,6 por ciento el año que viene.
El director de la institución, Gustav A. Horn, reconocía hace apenas unos días, que este año "hemos visto casi de todo: la euforia en primavera, a continuación una desaceleración drástica en otoño e incluso temores de recesión" pero, con todo, confía en la rebaja del paro y el aumento de los salarios para reactivar la demanda interna.
España, Irlanda y Portugal
Que el Gobierno alemán lance mensajes de optimismo no es ninguna novedad. El Bundesregierung se vio obligado a revisar a la baja sus previsiones de crecimiento tras los martillazos económicos de octubre. Pero el equipo de Angela Merkel ha mantenido en todo momento su confianza en la economía germana y ha rechazado cambiar sus políticas de austeridad a pesar de las críticas. Para respaldar sus argumentos, la canciller cita los casos de España, Irlanda y Portugal: "Los primeros éxitos logrados en los países más afectados por la crisis demuestran que desde el principio tomamos el camino correcto", explica la mandataria. Esta misma semana su hombre fuerte, el ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, ha rechazado que Alemania pueda entrar en recesión y avanzó que cerrará con superávit todos los ejercicios hasta 2018 mientras reduce sensiblemente su deuda.
La confianza del sector privado
La confianza de los empresarios e inversores también se recupera. El Instituto de Investigación Económica alemán (Ifo) informó el jueves de que el clima empresarial mejoró en diciembre por segundo mes consecutivo, debido a la caída del precio del petróleo y a la debilidad del euro. El índice de confianza en el conjunto de Alemania había bajado seis meses consecutivos hasta noviembre, cuando subió de nuevo hasta 104,7 puntos, y ha seguido aumentando en diciembre hasta 105,5 puntos.
El Centro para la Investigación Económica Europea (ZEW) también ha revelado que su índice de confianza inversora en Alemania mejoró en diciembre 23,4 puntos, hasta 34,9 puntos, el nivel más alto desde el pasado mes de mayo. Aun así, el presidente del ZEW, Clemens Fuest, se muestra prudente y asegura que, aunque las cifras de exportación muestran una tendencia positiva, el optimismo actual está impulsado por factores que pueden cambiar a corto plazo.
Actividad económica
Los análisis, las previsiones y la confianza evolucionan favorablemente, pero no así todavía los datos objetivos. El índice compuesto de Markit (PMI), que mide la actividad en los sectores manufacturero y de servicios -que representan más de dos tercios de la economía germana-, cayó a 51.4 en diciembre. "El año ha terminado indicando más debilidad que fortaleza, siendo evidente que continúa la alarmante fragilidad en Francia y Alemania", indicó el martes Chris Williamson, economista jefe de Markit.