
Las proyecciones de crecimiento que normalmente suelen acompañar a los rescates de emergencia capitaneados por el Fondo Monetario Internacional no pueden considerarse acertados. Al menos así lo apunta el informe que rubrican Benn Steill, director de Economía Internacional, y Dinah Walker, analista, en el Council on Foreign Relations (CFR, por sus siglas en inglés). Desde su punto de vista, la propia institución impone niveles deliveradamente elevados para justificar estas intervenciones.
Sólo hay que remitirse a las pruebas. Después de conceder préstamos por valor de 30.000 millones de euros a Grecia en 2010, el Fondo estimó que el país regresaría al crecimiento positivo en 2012. Sin embargo, dicho año, la economía helena se hundió un 7 por ciento. De hecho el año culminó con la mayor reestructuración de deuda soberana del mundo, afectando a 206.000 millones de euros en bonos, según señalan desde el CFR.
Una situación más reciente es la de Ucrania. Tras comprometerse a prestar 17.000 millones de dólares al país durante los próximos dos años en abril, el Fondo estima que las tensiones con Rusia "terminarán como por arte de magia", indica Steill, dando lugar al florecimiento económico. El FMI estima que el país debería crecer un 2 por ciento en 2015. Sin embargo en su escenario adverso, que Ucrania parece estar siguiendo a rajatabla, la economía podría contraerse un 7 por ciento. Es por ello, que en estos momentos existe una brecha masiva, de 15.000 millones de dólares, entre lo que se ha comprometido por el FMI, el Banco Mundial y la Unión Europea, entre otros, y lo que realmente necesita el gobierno ucraniano.

Steill no considera que el FMI sea "particularmente incompetente o tenga mala suerte en sus previsiones". De hecho señala que el personal de la institución no se ha sorprendido por el desarrollo de los acontecimientos. Aún así, desde el CFR, aseguran que el Fondo hincha deliberadamente al alza las previsiones de crecimiento de sus países miembro golpeados por distintas crisis para poder sortear la prohibición de la propia institución, que no permite hacer préstamos a los gobiernos que carezcan de suficiente financiación durante 12 meses. Esta es una regla de pega para evitar que el Fondo "se vea engullido por una vorágine política", estima el director de Economía Internacional del CFR. La insolvencia de Grecia requería claramente quitas y no se iba a solucionar con más deuda. Ucrania requiere un cese mínimo del conflicto con Rusia.