Uno de cada tres italianos votaría a la Liga Norte o al Movimiento 5 estrellas, ambos partidos anti-euro.
Europa no goza de mucha popularidad en Italia. Mientras el primer ministro transalpino, Matteo Renzi, ve en Bruselas solo una "banda de burócratas", sus opositores políticos van más allá y cada día arremeten contra la Unión, y sobre todo contra su problemática moneda: el euro. En un país que antes de la crisis estaba entre los más europeístas, la protesta en contra de Bruselas ha empezado a dar sus frutos en términos de consenso electoral.
Las ultimas elecciones europeas, en mayo, tuvieron como protagonista Renzi: recién llegado a la presidencia de Gobierno, el líder progresista cosechó en las urnas un rotundo 41 por ciento que la izquierda transalpina nunca había alcanzado.
Sin embargo una crisis económica sin fin y el estancamiento de las reformas están pasando factura al Gobierno y a su pilar, el Partido Demócrata del primer ministro que, según los últimos sondeos publicados en la prensa transalpina, ha bajado hasta el 36 por ciento. El descenso de la popularidad de Renzi no se debe a un avance de su opositor tradicional, el magnate Silvio Berlusconi. Más bien el antiguo Cavaliere, cuyo partido llega apenas al 16 por ciento, ha decidido estrechar un pacto con el líder progresista sobre las reformas y casi no hace oposición al Gobierno.
Hastío político
Los que están volviendo a levantar cabeza son las fuerzas antiausteridad y antieuro: la más importante, con casi el 20 por ciento de los votos, es el Movimiento 5 Estrellas del cómico Beppe Grillo. En las generales de 2013 Grillo fue protagonista de un fenómeno parecido al surgir de Podemos en España, cosechando el 25 por ciento de los votos con un llamamiento a la renovación de la clase política. Pero el Movimiento está perdiendo empuje por sus contradicciones, dividido entre instancias de izquierdas y tonos populistas, a los que se debe, por ejemplo, la decisión de formar un grupo en el Parlamento europeo con la derecha xenófoba británica de Niel Farage.
Así que la verdadera novedad es la resurrección de la Liga Norte. El antiguo partido autonomista que se había construido sobre la petición de más federalismo (o incluso de la independencia de la parte norteña de Italia, renombrada Padania) está intentando cambiar de piel. Con el nombramiento de Matteo Salvini como secretario, el partido ha dejado de un lado la hostilidad hacia el sur de Italia e intenta conquistar votos en todas las regiones con una estrategia anti-Europa y anti-inmigración que se inspira en el Frente Nacional de la francesa Marine Le Pen. "¡Fuera del euro y basta ya a la inmigración irregular!" es el lema de Salvini que, al son de mítines con frases xenófobas, ha conseguido escalar las clasificaciones de popularidad. Su partido, que en las últimas Europeas rozaba el 4 por ciento, ahora ya está al 10 y, según los analistas políticos, podría seguir subiendo. Por popularidad el otro Matteo de la política italiana -como le llamaban los medios por su parecido con Renzi, ya que ambos rozan los cuarenta-, solo queda detrás del primer ministro: mientras el 52 por ciento de los italianos dice confiar en Renzi (eran el 62 por ciento hace dos meses), el 30 exprime un juicio positivo sobre el líder de la Liga Norte (frente al 24 por ciento de septiembre). El antiguo líder de los conservadores y cuatro veces primer ministro Silvio Berlusconi queda atrás, con un mísero 20 por ciento.