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Economía

La recuperación no salva a Obama de un divorcio poco amistoso con el Capitolio

Irónicamente, tanto el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, como el partido demócrata ha despertado de una pesadilla hecha realidad en una jornada en que el sector privado del país generó 230.000 empleos durante el mes de octubre.

Sin embargo, con un crecimiento que oscila el 2 por ciento en lo que llevamos de año y la menor tasa de paro de los últimos seis, los republicanos han conseguido deshacer el mito del "yes, we can" y recuperar a los votantes conservadores que en 2008 y 2012 se dejaron seducir por la Obamanía en busca del cambio en Washington. Wall Street celebró con compras el cambio de rumbo político que podría beneficiar a las empresas con una tasa impositiva más baja y mayores incentivos para las compañías energéticas.

"Los votantes espera que nos centremos en sus intereses" ha dicho Obama en rueda de prensa, al poner de manifiesto que la economía de EEUU crece a un ritmo mayor que el resto de occidente. El mandatario se ha mostrado abierto a trabajar con el nuevo Congreso lo antes posible y destacó como el país ha hecho "un progreso real" en sus último seis años de mandato "donde se han creado empleos, reducido el déficit y abaratado el precio de la gasolina". El presidente apeló a la reforma tributaria, el aumento del salario mínimo, inversión en infraestructuras y los tratados de libre comercio como posible terreno común aunque matizó que "habrá medidas que el Congreso apruebe, que yo no podré firmar".

Con el control del Capitolio en sus manos, el partido de la oposición tiene en sus manos el futuro a corto plazo de la mayor economía del mundo, un buque que si se conduce correctamente podría abordar la Casa Blanca en 2016.

"Quizás haya áreas en las que podamos encontrar un acuerdo", afirmaba el senador republicano por Kentucky, Mitch McConnell, quien promete convertirse en el líder de la mayoría republicana en la Cámara Alta en la nueva legislatura en Washington D.C.

"En este país es usual tener un gobierno dividido, lo hemos tenido casi siempre desde la II Guerra Mundial", señaló tras derrotar a su oponente demócrata Alison Lundergan Grimes. McConnell reconoció que "hay diferencias" con la Casa Blanca, resaltando el sector energético, que no ha visto una mejora legislativa en 7 años.

Una victoria que llegó aderezada de una brutal avanzadilla para los republicanos en el Senado, donde la oposición necesitaba seis escaños para tomar el control de la Cámara y al cierre de esta edición consiguió al menos siete, contando Virginia Occidental, Montana, Arkansas, Dakota del Sur, Colorado, Caronlina del Norte e Iowa. En Louisana habrá una segunda vuelta a primeros de diciembre ya que ninguno de los oponentes consiguió más del 50 por ciento de los votos necesarios para prevalecer en el estado.

Divorcio amistoso o guerra legislativa

"Si Obama y McConnell se reúnen pronto para centrarse en las áreas de posible cooperación, el tono podría cambiar en Washington" asegura William A. Galston de la Brookings Institution. "Si Obama gobierna a base de decretos, especialmente en el tema migratorio y McConnell apela a la base más conservadora, tendremos dos años más de bloqueo y confrontación", añade.

El triunfo republicano no sólo llegó en el Senado, donde el partido conservador controlaría hasta ahora 52 escaños, sino también en la Cámara de Representantes, donde el dominio de la oposición es histórico, de hecho el más amplio desde 1928, al controlar por lo menos 243 escaños. En la carrera paralela de los gobernadores, los republicanos arrebataron feudos demócratas en Maryland, Arkansas y el estado del propio Obama, Illinois. Massachusetts también cayó en manos conservadoras.

Mientras tanto, la prensa patria se hacía eco de las distintas rencillas entre bambalinas. Politico aseguraba que la Casa Blanca no cambiará su conducta y Obama intentará buscar terreno común pero imponiendo ciertos límites. Por su parte, el Financial Times citaba a David Krone, jefe de gabinete del hasta ahora líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, culpando a la Casa Blanca por "no estar al nivel" y obligar a los demócratas a "darse cabezazos contra la pared". "La aprobación de Obama es del 40 por icento? que más se puede decir", señaló en un momento de distanciamiento entre el presidente y su partido.

Salario mínimo, Marihuana y azúcar

Uno de los pulsos entre el Capitolio republicano y la Casa Blanca llegará de manos del salario mínimo, actualmente en los 7,25 dólares a nivel federal.

Hasta ahora la Cámara de Representantes ha bloqueado los intentos por incrementar este nivel hasta los 10,10 dólares pero estados en contro republicano como Arkansas, Nebraska, Dakota del Sur, mostraron su deseo de aumentar el sueldo mínimo a la hora. En Illinois, donde se tumbó al gobernador demócrata, los votantes también mostraron su apoyo para elevar el salario mínimo del estado hasta los 10 dólares.

Por otro lado, Oregon, Alaska y la capital, Washington D.C, aprobaron el consumo recreacional de marihuana, siguiendo los pasos de Colorado en 2012. Una decisión que podría bloquearse en el Congreso. En algunos distritos, como el de Berkeley, en California se aprobó la imposición de un impuesto que cobra un centavo más por onza de azúcar en refrescos y bebidas energéticas.

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