Economía

Renzi critica el alto desempleo español, pero prepara una reforma laboral similar

El primer ministro italiano, Matteo Renzi. Imagen: Archivo.

"Me preocupo cuando escucho decir que nuestro modelo debe ser España". El primer ministro italiano, Matteo Renzi, intenta disimular cuando se habla del callejón sin salida en el que se encuentra la economía transalpina. La reforma laboral de Renzi se topa con el "tótem" del Estatuto de los trabajadores.

El mandatario que quería obtener flexibilidad presupuestaria a cambio de reformas todavía no tienes logros que presentar a Bruselas, mientras su eje con el presidente francés, Francois Hollande, para suavizar la austeridad y promover medidas para el crecimiento se ha estrellado contra la firme negativa de Berlín.

Así que, si desde Europa le recuerdan que hubiera sido mejor seguir los pasos de España, en vez de empezar un complicado partido sobre las reformas constitucionales, el líder italiano reacciona cargando contra Madrid: "Estimo al país y a su presidente del Gobierno, pero cuando me dicen que nuestro modelo debe ser el de un país que tiene el doble del desempleo, me preocupo", dijo la semana pasada.

La situación recuerda el duelo económico de 2007 entre José Luis Rodriguez Zapatero y Romano Prodi. Sin embargo en aquel entonces Roma y Madrid competían para ver quién tenía el PIB per cápita más alto y ahora la carrera es para salir con menos daños de una crisis devastadora.

Los datos

Los principales indicadores económicos no están en favor de Italia: Roma sufre bajo el fardo de una abultada deuda pública que acaba de alcanzar los 2,186 billones de euro (132% del PIB); la deuda, es verdad, aumenta también en España, pero su nivel está a 1,012 billones de euro (98,9% del PIB). Y si el país transalpino podía lucir el año pasado un déficit muy por debajo del 3% fijado por Bruselas, ahora su difícil situación económica amenaza con comprometer los logros de anteriores Gobiernos, igualando Roma a Madrid, que este año prevé alcanzar los límites europeos para su déficit presupuestario.

El espejismo del desempleo

Así que el único dato en el que Renzi puede hace hincapié para rechazar la comparación con Madrid es el paro: 12,6% en Italia, según los últimos datos oficiales de la OCDE, 24,5% en España.

Lástima que cualquier comparación sobre los mercados laborales de los varios países de la UE sea muy compleja, ya que cada capital utiliza sus propios métodos. En Italia, por ejemplo, no hay subsidio de paro para todos los trabajadores, lo que vuelve poco interesante registrarse en las oficinas de empleo. Es más, los trabajadores que están afectados por un expediente de regulación de empleo, y que cobran un subsidio hasta que la empresa los vuelva a contratar (o los despida), aparecen en las estadísticas italianas como empleados.

Así que el más revelador de los datos del OCDE es la tasa de actividad, es decir, el cociente entre la población activa y la población en edad laboral (entre 15 y 64 años): España está al 74%, Italia al 63,5%, peor que Grecia (67,3%). Esto significa que, a pesar de los datos de desempleo, en el país transalpino los trabajadores en actividad son, en realidad, menos que en España.

Por esto Renzi, aunque sigue arremetiendo en contra del modelo español, acaba de anunciar para dentro del próximo octubre una reforma laboral que contiene normas parecidas a las que hay en vigencia en España: Italia, de hecho, abandonará la obligación de volver a contratar el trabajador en caso de despido improcedente, para sustituirla con una indemnización.

Estímulos sin reformas

Las reformas estructurales, sin embargo, ayudan pero no hacen solas el crecimiento económico. Un reciente informe de Goldman Sachs ("Italy VS Spain, Mind the gap") explica que para España "la reforma del sector financiero y la recapitalización de sus bancos han sido importantes para aumentar el efecto de las medidas de liquidez extraordinarias del BCE,", mientras que en el caso de Italia "reformas insuficientes podrían haber evitado que tuvieran efecto otras políticas para estimular la demanda".

Es el caso de la bajada de impuestos promovida por Renzi, que no ha tenido ningún efecto para revitalizar la economía: no es solo que Roma ha vuelto a entrar en recesión por tercer vez desde 2007; es que según la OCDE, el país transalpino no se levantará hasta 2016, ya que este año su economía podría retroceder un 0,4%, avanzando en 2015 un tímido 0,1%. Mientras tanto España podría cerrar 2014 con un crecimiento del 1,2% que, en 2015, aumentaría hasta el 1,6%.

Además, subrayan de Goldman Sachs, las familias transalpinas "podrían haber elegido ahorrar la renta adicional debida a la bajada de impuestos antes que gastarla, porque sin significativas reformas estructurales, la renta adicional resultaba claramente provisional". Esto quizás es el verdadero problema de Italia: las promesas incumplidas de sus Gobiernos.

El drama de la inestabilidad

Renzi, que había prometido resolver cuanto antes los problemas del país transalpino, sigue sin hacer reformas tras seis meses de Gobierno. Italia sigue en una parálisis política y a la única solución podrían ser nuevas elecciones anticipadas.

El primer ministro ha amenazado a diputados y senadores con volver a las urnas si el Parlamento seguirá oponiéndose a su agenda de reformas: "Nos quedamos hasta 2018, pero solo si el Parlamento actúa" dijo revelando otra gran diferencia entre Roma y Madrid: la estabilidad política.

De hecho, desde el comienzo de la crisis, mientras en Madrid Mariano Rajoy ha sucedido a Zapatero, en Roma ya han pasado cuatro primeros ministros.

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