
El economista Nouriel Roubini tiene claro que los bancos centrales de Europa, Estados Unidos, Inglaterra o Japón tienen como objetivo no sólo conseguir la estabilidad económica a través de sus políticas monetarias, sino también garantizar que el sector financiero no corre peligro de colapso.
En un momento en que el BCE se adentra de lleno en la flexibilización monetaria y copia en cierta forma la hoja de ruta trazada por el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra determinan cómo y cuándo comenzar a encarecer el precio del dinero.
"La mayoría de los bancos centrales consideran que a través de la política monetaria, tanto convencional como no, y de políticas macroprudenciales se puede garantizar tanto la estabilidad económica como financiera", dijo el presidente de Roubini Global Economics durante una conferencia telefónica desde Nueva York. Sin embargo matizó que "las políticas macroprudenciales de supervisión y regulación financieras no pueden por sí solas evitar la formación de burbujas".
Dicho esto, el profesor de Economía de la Universidad de Nueva York, quien predijo la crisis financiera de 2008, determinó que "los países que imponen y refuerzan sus marcos regulatorios financieros limitarán el daño potencial del sobrecalentamiento de activos" y frenarán la repetición de patrones que pongan contra las cuerdas a sus sistemas financieros.
Según Roubini, algunos bancos centrales, especialmente la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra, enfrentan en estos momentos un importante dilema. "Si abandonan la política ultraacomodaticia de forma demasiado lenta se corre el riego de crear la madre de todas las burbujas", advirtió.
Es por ello que deben tener en cuenta "una tercera herramienta" o más bien una extensa caja de herramientas para complementar los tipos de interés, los impuestos y los gastos públicos para "evitar que el sector privado reaccione a ciertos incentivos a nivel individual, aumentando el riesgo y los desequilibrios".
De hecho, Roubini incidió en que este tipo de políticas ya forman parte de las condiciones que la Reserva Federal impone a los bancos en sus pruebas de estrés y lo mismo ocurre con el BCE y su revisión de la calidad de los activos bancarios en el Viejo Continente. Estas herramientas resultarán en cambios en los requisitos de regulación, información y contabilidad, la cooperación internacional y tendrá, sin duda, "numerosas consecuencias no deseadas".
Para el presidente de RGE, algunos creen que este tipo de medidas no serán "efectivas" ya que no han sido probadas. Es por ello que Roubini recordó que los bancos centrales pueden echar mano sólo de la política monetaria en su hazaña de enfriar el posible sobrecalentamiento de algunos activos.