
Miles de empresas cerrarán o se irán del país asiático ante el aumento de los costes y la nueva ley laboral. "Aquí teníamos la posibilidad de instalar fábricas de mano de obra intensiva a bajo coste, -cuenta un empresario local- pero mi empresa siempre respetó las reglas". Reglas escasas y ambiguas, ante las que las autoridades locales han cerrado los ojos durante décadas, con tal de seguir atrayendo la copiosa inversión extranjera.
Así, tras los taiwaneses y los hongkoneses, el mundo entero vino hasta aquí a fabricar camisetas, calcetines, zapatillas, teléfonos móviles, cinturones, azulejos... Todo tipo de chismes destinados al mercado exterior. El Guangdong, provincia situada al sur del país, produce cerca del 30 por ciento del made in China que se vende fuera de la Gran Muralla. En pocos años el Delta del Río de las Perlas se transformó en la principal plataforma manufacturera del planeta y en una de las áreas más prósperas de toda China.
Nuevas reglas
Pero las cosas cambian. Y, en China, lo hacen rápidamente. En este caso, fue cuestión de dos años. Primero se sucedieron las reivindicaciones salariales. Luego llegaron las nuevas reglas sobre las fábricas de bajo impacto ambiental y reducido consumo energético. Desaparecieron los incentivos a la exportación y la unificación de los impuestos a las empresas. Y, a comienzos de año, entró en vigor la nueva ley laboral.
Mientras tanto, los precios de las materias primas y la energía se pusieron por las nubes. Además, el yuan inició una lenta pero inexorable reevaluación en relación con el dólar y la inflación levantó la cabeza, mientras la economía americana se deslizaba hacia la recesión. Esta mezcla de factores fue empeorando progresivamente el ambiente empresarial en el Delta del Río de las Perlas.
"La situación se ha tornado insostenible. Con todas estas nuevas reglas, no somos competitivos. En los últimos meses, aquí en Dongguan cerraron sus puertas al menos 22 empresas, cerca de la cuarta parte del total de las empresas del calzado presentes en el distrito industrial", cuenta un empresario.
Y si el sector de las zapatillas está mal, el textil está peor. "Hay miles de empresas al borde de la quiebra. Empresas que, durante años, apostaron por la cantidad, contentándose con beneficios ridículos. Ahora, no aguantan más", explica un productor italiano.
Empresas chinas que cierran
Pero en la barca del textil que se hunde bajo la zozobra de los nuevos costes no hay sólo empresas extranjeras. En su inmensa mayoría se trata de empresas chinas. Por eso, el Gobierno estaría valorando la posibilidad de aumentar los reembolsos por el IVA a los exportadores textiles. En julio, lo elevaría del 11 al 15 por ciento en el caso de las exportaciones de ropa y del 11 al 13 por ciento, en el de las textiles.
Hace unas semanas, la Federación de Empresarios de Hong Kong lanzó la alarma: cerca de 10.000 empresas de la ex colonia británica que operan en el sur de China podrían cerrar si el clima empresarial en el Guangdong no cambia.
Un signo inquietante, dado que Hong Kong es el principal inversor extranjero fuera de la Gran Muralla (280.000 millones de dólares - 180.340 millones de euros- inmovilizados en China desde 1978 a 2006) y cuenta con más de 70.000 empresas en el Delta del Río de las Perlas.
¿Comenzó realmente la fuga?
"Ciertamente. Según nuestras estimaciones, cerca de un tercio de las empresas orientadas a la exportación que operan en el Guangdong cerrarán en los tres próximos años", dice Dong Tao, economista de Crédit Suisse.
Y esta retirada de la industria manufacturera del Delta del Río de las Perlas impactará ante todo en el tejido local. Si la advertencia lanzada por los empresarios de Hong Kong se concretase, se perderían más de un millón de puestos de trabajo. "Sin contar con el efecto dominó. Porque 10.000 empresas que cierran pueden perjudicar a otras 200.000 de pequeñas dimensiones que trabajan para ellas", advierte la consultora Interchina.
Sin embargo, Alberto Vettoretti, socio gerente de Dezan Shira & Associates, desctaca que "El Delta del Río de las Perlas no ha muerto. Digamos que, si hace cinco años, una empresa manufacturera extranjera para deslocalizarse venía directamente al sur de China, hoy puede encontrar en toda Asia alternativas muy válidas, como Vietnam".
Y hay quien está dispuesto a seguir apostando por el Guangdong. "No estamos ante una huida, sino ante una selección. El nuevo marco legislativo está provocando la expulsión natural de las manufacturas de bajo valor añadido, pero, al mismo tiempo, está abriendo espacios para las empresas más innovadoras y tecnológicas", dice Marco Bettin, representante de Unicredito en Cantón.
Mercado local
Harley Seyedin, presidente de la Cámara de Comercio americana de la China del sur, que vive y trabaja en el Guangdong desde hace más de 20 años, explica que "las nuevas leyes laborales y medioambientales elevan la competitividad local.
En el lugar de las empresas orientadas a la exportación están llegando otras extranjeras que producen para el mercado chino. Por eso, en los tres próximos años, las empresas de EEUU presentes en la región reinvertirán más de 5.000 millones de dólares (3.219 millones de euros) para desarrollar el mercado local".
El Guangdong sería el protagonista de una especie de segunda Revolución Industrial. En ella, los viejos talleres abandonados por los taiwaneses y hongkoneses liberan recursos para nuevas empresas especializadas en producciones de alto valor añadido, menos contaminantes y con mayor inversión de capital.
"Las infraestructuras están también ahí, así como las Universidades y la formación profesional. El Guangdong está preparado para su segunda fase de desarrollo", concluye Seyedin.