
La falta de acuerdo entre el Gobierno argentino y los fondos buitre ha provocado que caiga en impago por octava vez en su historia, lo que le convierte en el tercer país del mundo con más defaults en los tres últimos siglos.
Según el ranking elaborado por los economistas Carmen Reinhart y Kennetth Rogoff, Ecuador y Venezuela, que se han declarado insolventes 10 veces desde el siglo XIX, lideran una clasificación copada por países americanos.
Con nueve suspensiones de pagos en los últimos dos siglos, comparten la segunda posición del ranking otros cuatro países: Brasil, Chile, Costa Rica y Uruguay. Por su parte, Argentina, tras la falta de acuerdo de la semana pasada, ha ascendido a la tercera posición, con ocho impagos.
Con este último default, el país que preside Cristina Fernández iguala a otros tres países, México, Perú y Turquía, que también han registrado ocho suspensiones de pagos en los dos últimos siglos.
España, por su parte, ha quebrado 13 veces en su historia, aunque de la mayoría hace varios siglos y por eso no aparecen en el ranking de Reinhart y Rogoff. La última vez que España cayó en default fue en 1939 cuando, al término de la Guerra Civil, Franco decretó el impago de la deuda externa. El primer impago tuvo lugar en el siglo XVI cuando Felipe II tuvo que pactar una quita del 40% de su deuda.
Siguen las negociaciones con los fondos buitre
Por el momento, Argentina continúa negociando con sus acreedores con el fin de llegar a un acuerdo que ponga fin a las reclamaciones. La historia se remonta a 2001 cuando el país reestructuró 81.000 millones de dólares. La mayoría de los acreedores aceptó canjear su deuda impagada por títulos nuevos en dos reestructuraciones que tuvieron lugar en 2005 y 2010, pero los fondos decidieron reclamar el pago por vía judicial.
Hace unos días un juez de Nueva York sentenció que Argentina no podía pagar a los titulares de bonos canjeados si no asumía también los más de 1.300 millones de dólares de intereses que exigían los fondos buitre. La falta de acuerdo entre las partes propició el octavo impago de la historia de Argentina.