Economía

Obama intenta frenar la evasión fiscal de empresas estadounidenses

  • En Estados Unidos, las empresas llegan a tributar al 40%
  • Podrían paralizarse fusiones como las de Medtronic o AbbVie

En una nueva cruzada por intentar poner solución al sistema fiscal de Estados Unidos, lleno de lagunas que permiten a muchas compañías evadir impuestos al Tio Sam, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, está dispuesto a frenar que las empresas patrias traten de trasladar su sede fiscal a otros países.

Obama ha decidido tomar la justicia por su mano, ante el estancamiento legislativo en la Cámara de Representantes al invocar una ley tributaria que se remonta a 1969 para poder esquivar la oposición en el Congreso. El mandatario pretende así restringir a las compañías estadounidenses domiciliadas en el extranjero de lo que se conoce como earnings stripping.

Por supuesto, la administración Obama, con el apoyo demócrata, intentan que la reaplicación de esta ley tenga un efecto retroactivo desde el pasado 8 de mayo. De esta forma, los anuncios de fusión como los anunciados por compañías como Medtronic o AbbVie podrían quedar en el limbo. Estas fusiones son una enorme carga para el Tesoro de EEUU y, según los expertos, encontrar una manera de detener lo antes posible tiene sentido, pero imponer este tipo de fiscalización sobre acuerdos que ya han sido anunciados legalmente, ha desatado la polémica.

"Esta revisión defectuosa simplemente invita a los legisladores y al gobierno a posponer la debida atención al verdadero problema subyacente", indica Gary Clyde Hufbauer, del Instituto Peterson de Política Internacional. Clyde hace referencia así a la elevada tasa impositiva que las compañías del país deben hacer frente cuando se refiere a su capital. Al fin y al cabo, los impuestos corporativos estándar en lo que se refiere a los beneficios pueden llegar a alcanzar el 40% mientras que en otros países, como Reino Unido, se ha reducido esta fiscalización de manera constante hasta el 21% en 2014. Es cierto que a menos que EEUU reduzca drásticamente su tasa impositiva al capital de las empresas, cada vez más compañías van a continuar su mudanza fiscal para reducir sus facturas de impuestos. Nigel Green, fundador y CEO del Grupo deVere puso de manifiesto este hecho días después de que la firma farmacéutica estadounidense AbbVie anunciase su fusión con Shire, con sede fiscal en Dublín donde establecería su base tributaria.

Otros intentos de compra fallidos por parte de compañías estadounidenses como Omnicom o Pfizer, a la caza de compañías británicas, ponen de manifiesto la necesidad de la administración Obama y el Capitolio para calmar el deseo de las compañías patrias por trasladar sus sedes fiscales fuera del país. Un total de 47 empresas con sede en EEUU se han fusionado o adquirido empresas extranjeras en la última década a través de inversiones, según el Servicio de Investigación del Congreso. Los republicanos argumentan que la alta tasa del impuesto de sociedades de la administración han contribuido a la fuga de capitales, la disminución del empleo y de los ingresos fiscales en el país. Para la administración Obama estas prácticas están socavando el progreso estadounidense.

"La respuesta correcta no es poner más candados en la puerta sino garantizar una política fiscal más amable desde el punto de vista del impuesto de sociedades", explican desde el Instituto Peterson de Política Internacional. Esto requiere dos grandes cambios. En primer lugar, rebajar el impuesto de sociedades desde el 35% actual hasta el 20% y no aplicar esta tasa a los ingresos y beneficios obtenidos en el extranjero.

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