
La última película de la saga Transformers ha tocado la fibra de decenas de cultivadores de un pueblo chino, que inventando una especie de nueva afición, se han lanzado a construir sus propias réplicas de robots.
En Xiaoye, en la provincia oriental de Shandong province, muchos de estos trabajadores han dejado por unos días las tareas del campo.
Aprovechando el buen tiempo, han echado manos de metales nuevos o chatarra, han agarrado sus soldadores, y se han puesto de acuerdo para crear modelos a escala de Bumblebee, Optimus Prime y otras de las máquinas que protagonizan la historia.
Esta afición múltiple y repentina comenzó el pasado mes de marzo (coincidiendo con la presentación de la película en China). Desde entonces, ha llevado a algunos de los granjeros más convencidos a invertir incluso hasta 16.000 dólares (cerca de 12.000 euros).
Afortunadamente para los más apasionados, la locura por Transformers parece estar contagiando a otros sectores profesionales y son muchos los promotores inmobiliarios que los están comprando para decorar propiedades en venta o incluso centros comerciales, informa The Guardian.
Lo cierto es que la película está siendo todo un taquillazo en China: ha recaudado más de 280 millones de dólares (208 millones de euros) en sólo dos semanas.