BRUSELAS, 10 (EUROPA PRESS)
Los gobiernos europeos no deberían actuar en el mercado inmobiliario para evitar el descenso de los precios de las viviendas hasta niveles más sostenibles, sino apoyar otros sectores de la economía para mantener el crecimiento, según el último informe del 'think tank' europeo Bruegel realizado por los expertos Juan Delgado y Jakob von Weizsäcker y que se basa en las experiencias de Irlanda y España.
Weizsäcker se refirió al caso español y sostuvo que la propuesta del Gobierno de aumentar el número de viviendas protegidas "no ayuda" puesto que en la práctica supone añadir más casas al mercado inmobiliario. Este tipo de medidas pueden parecer una ayuda para el sector de la construcción, apuntó Delgado, y sin embargo lo que se logra es aumentar el número de viviendas en un mercado en el que ya hay un stock que no se vende y otras que están en construcción y han sido paralizadas.
Según explicó Delgado, el sector de la vivienda "se está ajustando" por sí mismo tras la crisis inmobiliaria y por ello las autoridades "no deberían tratar de crear una oferta o demanda". Por el contrario, existen otras formas para mantener el desarrollo del país como aumentar el gasto en infraestructuras. De este modo, según los expertos de Bruegel, se cubre la demanda existente en este ámbito y, además, surgen nuevos empleos para los trabajadores de la construcción afectados por la crisis.
También los incentivos para fomentar el aislamiento térmico de las nuevas viviendas ya construidas podría ser una respuesta a la crisis de la burbuja inmobiliaria. A juicio de los expertos del think tank, no solo aportaría ventajas desde el punto de vista medioambiental sino que supondría una ayuda indirecta al sector, sin implicar una intervención en el mercado.
A la hora de analizar los factores que favorecieron el boom inmobiliario en España, Delgado explicó que el tipo de interés real en España es más bajo que en otros países europeos, por lo que resultaba "más barato" solicitar un crédito. Este elemento, sumado al tratamiento fiscal de la vivienda, "prácticamente subvencionada", favoreció que fuera más económico para los españoles adquirir una vivienda y animó a los constructores a subir el precio.
Además, el incremento de la inmigración tiene consecuencias al permitir una mano de obra que abarata los costes de producción. Pero que a medida que aumentan su poder adquisitivo, los inmigrantes también alimentan la demanda de viviendas.
A partir de la evolución del mercado inmobiliario en España e Irlanda, los investigadores de Bruegel consideraron que deben ser lecciones de las que tomar nota para que el resto de gobiernos europeos sepan actuar ante situaciones similares.
Delgado apuntó que la posición inicial del Gobierno español de "negación del problema" aumentó las consecuencias de la crisis. De haber introducido en el mercado bancario medidas contracíclicas, eliminado exenciones fiscales para las viviendas o ejercido una mayor vigilancia sobre las hipotecas variables, los efectos "se podrían haber suavizado", añadió.
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