
Por un momento el fantasma de Northern Rock planeó por la City de Londres cuando el británico Bradford & Bingley (B&B), principal banco de hipotecas dedicado a la compra para alquilar de Reino Unido, dio una alerta de resultados.
El banco anunciaba que perdía ocho millones de libras este primer cuatrimestre de año, poco más de diez millones de euros, en comparación con las ganancias de 108 millones -136 millones de euros- que obtuvo en el mismo periodo de tiempo el año pasado. Los analistas esperaban unos beneficios de 250 millones de libras, unos 316 millones de euros, para este año, y ahora las previsiones se han reducido hasta los 150 millones de libras, 190 millones de la moneda única europea.
La historia
La alerta coincidía con el anuncio de compra del 23 por ciento de las acciones del banco por parte de la firma estadounidense de capital riesgo, Texas Pacific Group (TPG), que pagó un total de 179 millones de libras, es decir, 226 millones de euros. Las acciones de la compañía quedaron temporalmente suspendidas en la mañana de ayer después del anuncio de compra por parte de TPG. A la vez, la compañía pedía a los accionistas una ampliación de capital mediante una emisión de derechos por valor de 258 millones de libras, por debajo de los 300 millones que en principio estaba previsto. Pero, en cualquier caso, esperaba poder sobrevivir con los 400 millones obtenidos en total entre la ampliación de capital y la venta parcial a TPG. El dramatismo se acentuó con la renuncia el domingo del consejero delegado de la compañía, Stephen Crawshaw, por problemas cardiovasculares. Todo esto hizo que las acciones de la compañía se desplomaran en la Bolsa de Londres, cayendo un 24 por ciento, hasta las 67 libras por acción. El valor de B&B ya ha caído un 75 por ciento en lo que va año, dos terceras partes en los últimos seis meses. Desde que estalló la crisis de las hipotecas es la peor actuación de un banco en el Footsie-100, el índice de las 100 principales compañías de la City, provocando el lógico enfado de los accionistas de la entidad. El presidente de la entidad, Rod Kent, que ayer asumió temporalmente las funciones de Crawshaw a la espera de nombrar un nuevo consejero delegado, confesó que entendía perfectamente la decepción y el enfado de los accionistas. "Esta es una decepcionante actualización del estado de nuestros comercio que refleja el complicado entorno del mercado", aseguró Kent en un comunicado, que admitió que habían cometido errores.
¿Por qué?
La compañía explicó que había tenido problemas en el pago de las hipotecas de comprar para alquilar, que es el negocio fundamental del banco. Concretamente había aumentado un 1,63 por ciento los clientes que se habían retrasado hasta tres meses en el pago de las hipotecas en los últimos cuatro meses, hasta el 2,16 por ciento. Esto significa que en el último cuatrimestre se ha doblado el número de clientes que no pueden pagar sus hipotecas. "Cada vez los ciudadanos británicos tienen más problemas para pagar las hipotecas debido al aumento del coste de la vida, con el gas, la electricidad, la gasolina y el precio de los productos básicos por las nubes. La gente está teniendo problemas para pagar las hipotecas y el sector que primero queda afectado es el de las segundas residencias y el de la compra para alquilar, ya que es lo primero de lo que se desprende la gente cuando está en apuros", explicó ayer a este diario un corredor de la City de Londres. El sector de la compra para alquilar es muy importante en Reino y los clientes son tanto particulares como empresas, pero también es el primer sector en verse afectado por la crisis.
¿Un nuevo Northern Rock?
El mercado de las hipotecas del Reino Unido mueve alrededor de 120.000 millones de libras al año, de las que una quinta parte los mueve el B&B. Es el octavo banco británico y el primer prestamista de comprar para alquilar. Su anuncio de ayer recuerda al de Northern Rock nueve meses atrás y esta era la duda que tiene mucha gente. Pero, ¿es Bangley el nuevo Northern Rock? "No", aseveró a este diario Guy de Blonay, director del grupo de inversión New Star Asset Management. "El Banco de Inglaterra nunca lo permitiría", añade el ejecutivo anglosajón. "La alerta de resultados del Bingley es consecuencia del deterioro del sentimiento, la gente desconfía porque en la prensa que el mercado está mal, pero no es una crisis fundamental como la del Northern Rock", razona De Blonay. "Y este es el mayor riesgo para el futuro, la desconfianza, que la gente retire el dinero de los depósitos". Banqueros y reguladores de la City también descartan un nuevo Northern Rock porque no afecta a las finanzas vitales de la compañía y, sobre todo, por la presencia del TPG. La entidad espera que los 400 millones recaudados a partir de la venta a esta firma y con la ampliación de capital sean suficientes para no quebrar. Bangley quería evitar por todos los medios que se repitieran las escenas dantescas del pasado mes de septiembre cuando los clientes del Northern Rock formaron interminables colas ante las sucursales del banco para retirar sus ahorros desconfiando del mensaje de tranquilidad del Gobierno.
Alerta en la City
Precisamente el desplome del Northern Rock marcó el inicio de una crisis que había empezado dos meses antes, en julio, con la crisis de los créditos basura en los Estados Unidos. La crisis rápidamente llegó a Reino Unido al ser el mercado que más expuesto estaba a este tipo de hipotecas. La primera víctima fue Northern Rock, cuarto banco prestamista del Reino Unido. El Banco de Inglaterra tuvo que darle un crédito de emergencia para evitar la quiebra. Al final, ante la imposibilidad de vender el banco, éste fue nacionalizado por el Gobierno en la que fue la primera nacionalización de un banco en el Reino Unido en un siglo. Otra víctima fue el banco de inversión norteamericano del Bear Stearns que fue vendido el mes pasado por 10 dólares la acción a su rival JP Morgan. En total, la morosidad ya ha provocado un coste a la industria financiera cercana a los 400.000 millones de dólares sólo en pérdidas directas Bradford & Bangley no es el único banco que ha anunciado una ampliación de capital. Durante el último mes Royal Bank of Scotland (RBS) y Halifax Bank of Scotland también han hecho públicas emisiones de derechos. "Existe un problema de confianza en la City, el panorama es muy negro", explica una fuente de la City. "Sin embargo este riesgo no es extensible a todos los banco, no afecta, por ejemplo, a Barclays o a RBS (ya que tienen valores repartidos por otros países y otros sectores), sino que es un problema que afecta más a las hipotecas de alto riesgo y a la compra para alquilar, lo que hace que entidades como Alliance&Leicester o Halifax estén más expuestas". La caída de B&B también arrastró a otros bancos. Así, por ejemplo, Halifax Bank of Scotland cayó un 14 por ciento ayer, en el mayor descenso desde los atentados terroristas del 11-S en Nueva York, y Alliance&Leicester, que obtiene el 25 por ciento de sus ingresos de las hipotecas, también cayó hasta un 25 por ciento.
Oportunidad para TPG
La compra de Bangley es la primera inversión que hace Texas Pacific en Europa después de la crisis desde que en octubre de 2006 compró la empresa Teledifusión de France. La entidad tampoco tiene muy buena prensa en el Reino Unido. En el año 2005 TPG compró Gate Gourmet, la empresa de catering subcontratada por British Airways, y, tras despedir a 800 trabajadores, el resto de la plantilla fue a la huelga. Este paro afectó a British Airways y provocó el caos en el aeropuerto de Heathrow. Precisamente se teme que TPG tome alguna decisión parecida. TPG ha comprado las acciones de B&B por 55 libras la acción, cuando el viernes pasado cerraron a un precio de 82 libras. También es una rebaja considerable de las 67 libras a las que cerró ayer. "Es una gran oportunidad de negocio, si la compañía lo vende a este precio es porque la situación era muy complicada", explica la fuente de la City, que cree que la compañía esperará a que mejoren las condiciones de los mercados para vender B&B o la venderá por partes, ya que así puede obtener mucho más dinero en total. En cualquier caso, añade, Guy de Blonay, la situación no mejorará hasta dentro de seis o doce meses como mínimo.