
El sector denuncia sus principales problemas ante las elecciones comunitarias.
Completar la unión bancaria europea y poner en marcha el Mecanismo Único de Supervisión resulta imprescindible para que el crédito fluya a las pymes. Así, los últimos informes del Ministerio de Industria ponen de relieve que el principal problema del sector aún es la falta de crédito. De hecho, la financiación recibida por las pequeñas y medianas empresas en España, entre los meses de enero y marzo, cayó dos décimas porcentuales, situándose la tasa interanual en un descenso del 5,4 por ciento.
Un dato nada alentador para las pymes de nuestro país que son, sin duda, el motor que mueve la economía y el mayor generador de actividad económica y de empleo. Según datos de Industria, el 99,88 por ciento de las empresas españolas son pymes y son las que mantienen el empleo del 63 por ciento de los trabajadores. Más todavía, de entre las pymes, el 95,7 por ciento son microempresas, tienen entre 0 y 9 empleados y emplean al 30,2 por ciento de los asalariados. Como señala el informe Retrato de las pymes 2014, son 3,6 puntos por encima de la media europea.
Son estas empresas, las más pequeñas, las que, según la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme), más han sufrido con la crisis. Se cerraron al menos 250.000 y las que sobrevivieron han visto como se encarecía o retiraba el crédito. La fragmentación bancaria impide, entre otras cosas, que una pyme española se financie en iguales condiciones que una pyme alemana similar; la española tiene que pagar hasta un 77 por ciento más que sus homólogos alemanes. Que este tipo de empresas se financien en Europa en función de su localización y no de su situación parece totalmente contrario al mercado único.
Consolidar el crecimiento
Evitar próximas crisis pasa por reforzar el tejido empresarial español y europeo. Sólo con un tejido pyme fuerte y próspero, la Unión Europea será capaz de afrontar los retos más importantes, a corto y medio plazo: consolidar un nuevo ciclo de crecimiento económico, ganar en competitividad, reducir significativamente las tasas de desempleo y generar bienestar social de manera estable.
Éste es el principio que inspira el documento elaborado por Cepyme ante las elecciones europeas del 25 de mayo. Se trata de una serie de propuestas y prioridades que se derivan del documento marco aprobado por la organización empresarial europea de la pequeña y mediana empresa (Ueapme), en la que está integrada Cepyme, si bien se ha hecho hincapié en aquellos aspectos de mayor interés para las pymes y autónomos españoles.
En este sentido, Cepyme considera que tanto los principios básicos como las iniciativas que se proponen pueden y deberían ser asumidos como documento de trabajo para la próxima legislatura por los candidatos que resulten electos en los comicios.
En este sentido, desde Cepyme consideran necesario culminar la reforma de los mercados financieros para dar confianza a los inversores extranjeros, para acabar con la fragmentación financiera y conseguir que las entidades puedan reactivar el crédito, fundamental para consolidar el crecimiento y crear empleo. Es preciso alcanzar la Unión Bancaria y la puesta en marcha del Mecanismo Único de Supervisión.
La asociación considera también que la Unión Europea debe dar pasos firmes hacia una homogeneización de los regímenes fiscales, de manera que se facilite aún más el libre establecimiento de las empresas o su simple actividad y competitividad.
Entre las propuestas que figuran en el documento cabe destacar la necesidad de profundizar en las fórmulas de colaboración público-privadas para la mejor prestación de los servicios públicos, la culminación del mercado interior de la energía, así como la apertura de los mercados financieros a las pymes y el apoyo de éstas para facilitar su acceso a las nuevas tecnologías y a la mano de obra cualificada.
Además, para que las pymes puedan alcanzar su potencial crecimiento, en términos de actividad y de empleo, Cepyme propone la consolidación de los criterios que han inspirado la Small Business Act y, en particular, del principio de "pensar primero en pequeño", que debe inspirar la definición del entorno regulatorio vigente en la Unión, del que se deriva asimismo un compromiso de apoyo al empresario y al espíritu emprendedor.
Por último, la experiencia y las buenas prácticas en Europa demuestran que las pymes, especialmente la microempresas y los autónomos, se desarrollan mejor si son atendidas por organizaciones intermediarias eficientes y entidades de apoyo, algo fundamental en las fases más críticas del ciclo de vida de una empresa: puesta en servicio, innovación, internacionalización y transferencia de negocios. Así como incentivar a las organizaciones empresariales para que participen en la formación profesional, modelos de aprendizaje y otras modalidades de formación laboral.