Economía

"El alza en el precio de las materias primas y los alimentos es estructural y duradero"

Pascal Lamy, director general de la OCM Foto: Archivo

"El alza de los precios de las materias primas y los alimentos es estructural y duradero", aseguró Pascal Lamy, director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), sumándose a la predicción general de las instituciones internacionales. "Los países en desarrollo disponen de enormes reservas de productividad agrícola.

Pero para explotarlas deben invertir, y sólo lo harán si se les libera de tener que competir con agricultores que reciben ayudas vinculadas a la producción", añadió. El político francés realizó estas declaraciones el jueves a su paso por Bruselas, en una entrevista concedida a elEconomista.

Lamy llevo así el agua a su molino. Lo que quiso decir es que las negociaciones que mantienen desde 2001 los países miembros de la OMC para profundizar en la liberalización de los intercambios internacionales ayudarán a solucionar la actual crisis alimentaria global, si acaban en acuerdo. Simplificando su tesis: si los occidentales ricos dejaran de proteger a sus agricultores de la manera en que lo hacen, el campo de los países pobres florecería, la riqueza mundial se redistribuiría y el hambre se vería, al menos, paliada.

Pero sigue sin estar claro que vaya haber un acuerdo tras los fracasos varios vividos por la ronda negociadora desde el inicio de esta década. Ronda bautizada con el nombre de Doha, la capital de Qatar en la que se dio el pistoletazo de salida a la negociación.

Uno de los objetivos proclamados por los negociadores de la Ronda de Doha es ayudar al desarrollo de los países más desfavorecidos, a través del impulso de su comercio. Y como el desenlace no está claro, Lamy peregrina por todo el mundo desde la sede de la OMC en Ginebra, para convencer a los Gobiernos de la necesidad de zanjar la cuestión.

La UE protegida en su fortaleza

"Oigo hablar de intereses defensivos como si Europa fuera una fortaleza ante un resto del mundo más competitivo. No es verdad. En agricultura, el mercado de la UE está en general más abierto que otras zonas. Así que le interesa que las otras zonas se abran", explicó.

"Además, al haber reformado su política agrícola común, Europa ya ha hecho la mayor parte de las concesiones precisas para lograr un acuerdo, aunque queden algunos ajustes pendientes", puntualizó. "No es cierto que, a cambio de ganar acceso a los mercados agrícolas de los países más ricos, las economías emergentes no vayan a reducir la protección de sus fronteras contra la importación de bienes industriales", se defendió. "Cuando haya un acuerdo, los aranceles aduaneros se reducirán en unos 40.000 millones de dólares al año (25.740 millones de euros). Dos tercios de la reducción la tendrían que hacer los países desarrollados. Y un tercio correspondería a los países en desarrollo.

A medida que estos últimos se vayan desarrollando, la relación de dos tercios frente a un tercio se irá igualando, y quienes más ganarán serán países como EEUU, Japón y los Estados de la UE", mantuvo. "Comprendo que, por razones tácticas, los negociadores no digan lo que ganan, sino lo que pierden. Lo normal es que hasta el final digan que las concesiones de los demás no son suficientes", dijo para descartar que el acuerdo siga estando lejos.

"No reprocho a los negociadores que negocien, pero intento que los políticos aprecien lo que ganan y dejen de transmitir a sus opiniones públicas que renuncian a mucho y no obtienen nada. Matemáticamente es imposible que todos las partes pierdan más de lo que ganan", sentenció.

Principio de acuerdo, en junio

"Las actuales negociaciones técnicas desembocarán en una reunión ministerial probablemente antes del final de junio", explicó antes de detallar: "Participarán unos 30 países. Los ricos, que deben ser flexibles en el comercio de productos agrícolas, y los emergentes, que deben serlo en el de bienes industriales. De los 152 Estados de la OMC, muchos no acudirán a la cita porque en esta ronda de negociación se les permite que no hagan ninguna concesión o casi ninguna porque son pobres, pequeños o vulnerables".

Esta reunión ministerial supondría que las negociaciones entran en la recta final. Su resultado debería ser cerrar un principio de acuerdo. Pero Lamy se curó en salud: "No garantizo que vayamos a lograr un acuerdo", puntualizó, escarmentado tras las rupturas de los contactos que ya ha vivido como árbitro de la negociación en su actual calidad de director general de la OMC; y también como jefe de los negociadores de la UE entre los años 1999 y 2004, en su etapa de comisario europeo de Comercio.

Como viene haciendo desde que a finales del pasado mes de enero el Foro Económico Mundial que se celebra en Davos sirvió de catalizador para impulsar los contactos, Lamy advirtió: "No convocaré a los ministros en Ginebra si quedan muchas cuestiones pendientes de negociar. Pero también es cierto que el nivel de perfección que se puede alcanzar en las negociaciones técnicas tiene un límite".

Los flecos, en otoño e invierno

El principio de acuerdo que podría alcanzarse en junio sería una especie de molde general, en el que luego cada país o cada bloque comercial (los 27 Estados de la UE negocian como un bloque, representados por la Comisión Europea) intentará buscar acomodo para los productos que, al considerar especialmente sensibles, quiere mantener bajo una protección especial.

Dicho de otro modo, en otoño e invierno habrá que atar, entre otros, el cabo suelto de las excepciones a la regla de la apertura comercial. El acuerdo final, que tiene que ser unánime, deberá ser ratificado por los parlamentos de cada país. "Existe el riesgo de que algún miembro no ratifique, pero no es un riesgo específico de Estados Unidos", admitió. "Ahora bien, un acuerdo firmado por 152 países se toma o se deja por completo.

Nadie va a dejar que le timen y que a la hora de ratificar haya quien acepte una parte pero no otra", apostilló. Ante la cuestión de por qué apresurarse, en lugar de aguardar con calma al presidente norteamericano que sustituirá al saliente George Bush, replicó: "EEUU tiene una Administración que quiere dejar la cuestión zanjada. Hay muchos miembros que se dicen que es mejor no esperar a otros cuyas posiciones comerciales no han sido aún fijadas".

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