El atentado frustrado, ocurrido el pasado día diez de agosto, ha abofeteado a las aerolíneas en un momento delicado. Justo cuando empezaban a recuperarse de las pérdidas generadas tras el 11S, y en pleno mes de agosto, sus cuentas han sentido la mano negra de AlQaeda.
Las continuas cancelaciones de vuelos en aeropuertos británicos, el pánico a nuevos atentados y las exigentes medidas de seguridad han provocado cancelaciones en las reservas de vuelos en las aerolíneas.
Eurostar, la empresa dueña de los trenes de alta velocidad que unen Europa con Reino Unido por el Canal de la Mancha, es una de las compañías de transporte alternativas al avión que ha incrementado en un 27% el número de pasajeros.
Las anulaciones que han registrado las aerolíneas tras el complot terrorista descubierto en Reino Unido el jueves pasado han provocado que 28.000 viajeros más optaran por el Eurostar entre el 10 y el 13 de agosto, con un incremento sustancial entre Londres, París y Bruselas.
Balón de oxígeno
El incremento de los pasajeros de Eurostar ha sido recibido por la compañía como un soplo de aire fresco para las cuentas de Eurotunnel, la empresa encargada de gestionar el túnel y que vive un momento crítico. La empresa acumula una deuda de 9.000 millones de euros, y gracias a un procedimiento de salvaguarda, estará bajo supervisión judicial durante seis meses. Un acuerdo con los principales acreedores de la empresa reduciría su deuda a poco menos de 4.000 millones.
Las previsiones no fueron del todo ajustadas cuando se calculó el coste de la obra en 1987. Sólo se previeron 7.320 de los 13.720 millones de euros que costó la operación.
Las expectativas sobre el tráfico del túnel tampoco han sido acertadas. Aunque esta infraestructura es clave para el transporte de mercancías, las estadísticas le suspenden: Nació con la intención de acoger 16 millones de pasajeros y siete millones de toneladas de mercancías. La realidad: sólo dos millones de toneladas de mercancías y 6,3 millones de pasajeros transitan anualmente por una de las infraestructuras más emblemáticas del siglo XX.
A pesar de la inyección de pasajeros que ha supuesto la amenaza terrorista, Eurotunnel va a tener que hacer más méritos para alcanzar las cifras marcadas. La psicosis terrorista sólo puede tratarse como un impulso externo que ayude a la compañía a salir de la crisis. ¿Eurotunnel será capaz de remontar? En seis meses se sabrá.
