
La buena noticia para Matteo Renzi es que el comisario para la reforma del gasto público, Carlo Cottarelli, ha confirmado que es posible ahorrar 5.000 millones en 2014, el primer paso hacia el objetivo de recortar 59.000 millones de euros dentro de 3 años. La mala es que, para conseguir tanto dinero, hay que usar las tijeras en casi todos los sectores de la administración publica transalpina, empezando con prescindir de 85.000 funcionarios.
Una pesadilla para el nuevo primer ministro italiano que cuenta con las próximas elecciones europeas para recibir aquel apoyo de las urnas que aún no ha tenido.
Por esto, Renzi se encuentra en una encrucijada: tiene que financiar sus reformas (sobre todo el prometido recorte de 10.000 millones de euros a los impuestos sobre los salarios más bajos), pero no quiere seguir con las medidas que costaron lágrimas sudor y sangre a sus antecesores.
Su única posibilidad es seguir con los recortes más populares (empezando por la reducción de los gastos de la política) y utilizar al máximo el espacio de maniobra del déficit público transalpino. Tras largos años de austeridad, Italia está ahora por debajo del umbral del 3% fijado por Bruselas. Y el 2,6% de Roma supone que Renzi tenga un margen del 0,4% -que según el primer ministro equivale a 6.400 millones de euros- para financiar las reformas.
Reducción estructural del déficit
Sin embargo, mientras Renzi intenta asegurar a Europa que no excederá el techo del déficit, desde Bruselas y Berlín siguen recordándole que, en los compromisos europeos, no está previsto solo el umbral del 3%, sino también una progresiva reducción estructural del déficit.
El Ejecutivo transalpino está trabajando para convencer a los socios eurpeos antes del próximo 10 de abril, cuando Roma tendrá que presentar su documento de programación económica.
Mientras tanto, Cottarelli acaba de presentar al Parlamento un cuadro de los despilfarros, y de los posibles ahorros, cuya ejecución sin embargo dependerá del Gobierno.
Funcionarios
Los recortes podrían empezar con afectar a directivos y funcionarios de la administración pública, consiguiendo 2.200 millones este año, 5.200 millones en 2015 y 12.100 millones en 2016. Otro capítulo importante prevé reorganizaciones de entes públicos y cuerpos de seguridad, que podrían contribuir con 200 millones este año, 2.800 millones el próximo y 5.900 millones dentro de dos años. Finalmente 2.000 millones se podrían conseguir inmediatamente recortando los subsidios a las empresas (o por lo menos los que se juzgan ineficaces, con un ahorro de 4.400 millones en 2015, y de 7.100 millones en 2016). Se trata, sin embargo, de recortes muy impopulares entre sindicatos, empresarios y ciudadanos.
Por esto lo único que de momento puede hacer Renzi para no perder consensos en vista de las elecciones, es empezar por eliminar los privilegios de la clase política. Lástima que, aunque aboliendo el Senado y las provincias como el primer ministro ha prometido, la cosecha no sería suficiente para resolver los problemas de financiación de Roma: según Cottarelli en este ámbito se pueden ahorrar 200 millones inmediatamente, para llegar hasta 2.800 millones y luego hasta 5.900 millones solo en 2015 y 2016.