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Economía

Recalentamiento de la economía china: cómo evitar el desastre

Paula Rosas

Pekín, 16 ago (EFECOM).- Las autoridades económicas de Pekín respiraron aliviadas hoy al conocer que la batería de medidas impulsadas en los últimos meses para evitar un posible recalentamiento de la economía han comenzado a dar, tímidamente, sus frutos.

Una ligera ralentización de la tasa de crecimiento de la inversión en activos fijos -que, a pesar de todo, creció en un 30,5 por ciento de enero a julio- ha sido suficiente para que la prensa estatal, controlada férreamente por el Gobierno, anunciara a bombo y platillo el éxito de las políticas restrictivas.

Los temores no son infundados, ya que la economía china creció un 11,3 por ciento en el segundo trimestre del año, la cifra más elevada de la última década.

A simple vista, ésta puede parecer una cifra positiva.

Sin embargo, fueron básicamente las exportaciones y la inversión en activos fijos (como fábricas, propiedades o bienes de equipo) los que tiraron del carro del crecimiento, lo que alienta los temores de sobreproducción e ineficacia de la industria china y pone los recursos naturales bajo una enorme presión.

Con un superávit comercial que rozó los 15.000 millones de dólares (algo más de 11.500 millones de euros) en julio, los libros de aduanas chinos hace tiempo que no ven el rojo, pero los socios comerciales de Pekín comienzan a notar la presión de un yuan demasiado bajo, según algunos.

Estados Unidos, que se ha mostrado como la economía más beligerante contra la política monetaria de Pekín, acusa al país asiático de mantener la divisa china artificialmente baja para beneficiar sus exportaciones.

Las amenazas de Washington tomaron tintes dramáticos cuando un grupo de senadores estadounidenses presentaron una propuesta de ley que impondría tasas aduaneras de hasta el 27 por ciento a todos los productos chinos.

La condición: que China apreciara el pomposamente denominado renminbi (moneda del pueblo).

A pesar de que la sangre, por ahora, no ha llegado al río, y los senadores decidieron moderar su postura y aplazar la votación del borrador, la anécdota es buena prueba de que el yuan despierta tensiones en el terreno internacional que no benefician a China.

En cuanto al otro vector del crecimiento, la inversión, Pekín se ha puesto manos a la obra para evitar que pueda convertirse en un arma de doble filo.

Los economistas del Estado han diseñado una serie de medidas para frenar el exceso de liquidez y la proliferación del crédito que, según el Gobierno, está facilitando que la inversión en China se concentre en los activos fijos.

La preocupación de los expertos se basa en que tanta inversión derive en un exceso de producción, difícil de absorber si, por ejemplo, los socios comerciales de China frenan su crecimiento económico en un porcentaje mayor de lo esperado, especialmente Estados Unidos.

Entre las iniciativas restrictivas destaca la subida que el banco central ha aplicado al coeficiente de caja de los bancos comerciales, que ha subido en un 1,5 puntos desde junio, situándose actualmente en un elevado 8,5 por ciento.

Sin embargo, esta medida ha sorprendido a algunos, que esperaban que el recorte de liquidez se realizara subiendo los tipos de interés, que ya se alzaron hasta el 5,85 por ciento el pasado mes de abril, subida que muchos economistas tildan de insuficiente.

El mantenimiento de unos tipos bajos sigue siendo la estrategia de Pekín para que los chinos saquen el dinero de los calcetines y salgan a la calle a gastar, tarea, por otra parte, difícil teniendo en cuenta que el país asiático es el más ahorrador del mundo.

Esta tendencia, alimentada por la inexistencia de un sistema de seguridad social, obliga a los habitantes del gigante a guardar parte de su sueldo para pagar la sanidad, la educación o la vejez.

Una mayor confianza de los consumidores estimularía la demanda y, a su vez, las importaciones, equilibrando la balanza comercial y dando un respiro a las presiones sobre China. EFECOM

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