
Los países africanos están sufriendo un año del 'diablo', según señala el Wall Street Journal, debido a la depreciación de sus divisas respecto al dólar. Una caída que provoca que cada vez sea más caro en África comprar los productos que provienen de EEUU, lo que está provocando un gran descontento y está empujando a mucho a rezar para que el dólar se debilite.
Por ejemplo en Ghana, en los dos primeros meses del año la moneda del país, el cedi, ha caído un 11% frente al dólar. Una situación que ha provocado que en una de las mayores iglesias evangelistas del país se oigan frases como "¡Ordeno la resurrección del cedi! ¡En el nombre de Jesús!" o "¡Quita tus manos del banco central!" en referencia al diablo y sus influencias en la caída del cedi.
"Los enanos, la magia negra es la que ha hecho que el cedi haya perdido su valor", ha asegurado Anita Desooso, una encargada de organizar el próximo congreso nacional del Partido Demócrata, el que está en el poder, para explicar la situación monetaria de su país.
Pese a que muchos acudan a la religión o culpen a la magia negra, los economistas señalan que la debilidad de las divisas africanas se debe a la decisión de la Reserva Federal de recortar su programa de compra de bonos. Una medida que ha impulsado al dólar frente al resto de divisas mundiales.
Al margen de esta decisión de la Fed, la mayoría de países África tiene un problema común: sus grandes déficits presupuestarios. Gran parte de los ingresos de estos países vienen de exportaciones de materias primas como el oro, el petróleo, el platino o el cobre, unas materias primas cuyos precios están cayendo a nivel mundial en los últimos dos años.
En la última década, la presencia de grandes cadenas americanas ha crecido mucho en África. Por ejemplo, en diez años se han abierto 1.000 restaurantes de KFC, la cadena del pollo frito, y 380 tiendas de Wal Mart, el gigante estadounidense de la distribución.
Ahora la duda, y por lo que muchos rezan y fijan sus ojos en el diablo, es saber si estas tiendas y restaurantes podrán seguir en unos países donde sus clientes tienen un poder adquisitivo disminuido por sus divisas.