
La presión a la que están sometidos los inversores tiene repercusiones negativas no solo sobre su salud, sino también sobre la salud de los mercados financieros. Así lo asegura un estudio elaborado por dos neurocientíficos de la Universidad de Cambrigde que relaciona de forma directa el estrés con la falta de apetito por el riesgo. La conclusión es que esto puede prolongar las crisis financieras.
Para realizar la investigación, recogida por el Financial Times, observaron a un grupo de traders de la City y descubrieron que los niveles de cortisol, la llamada hormona del estrés, se elevaron en un 68% de media durante durante un periodo de ocho días en el que la volatilidad bursátil se disparó.
Los científicos trataron de reproducir estos resultados en el laboratorio aumentando con fármacos el nivel de cortisol el voluntarios en un nivel similar al que habían hallado en los operadores de mercado. Una vez alcanzado el grado de estrés buscado, se les hizo participar en una actividad que incentivaba la toma de riesgos. Lo que encontraron que éste se reducía en un 44% en las personas con mayor nivel de cortisol, mientras que en los que habían tomado el placebo no había ningún cambio.
Es por esto que los autores del estudio consideran que las implicaciones de este hecho son importantes para el mundo financiero. El estrés afecta a las conductas de riesgo de las personas de una forma que los análisis convencionales no pueden detectar, lo que pone en duda la convicción de que en economía las preferencias de riesgo tienden a ser estables.
"Un poderoso mecanismo fisiológico se pone en marcha en los mercados y nadie, ni los comerciantes, ni los gestores de riesgos, ni los responsables políticos, es consciente de ello", afirma al FT uno de los investigadores responsables del informe.
Durante una crisis financiera, la economía más necesita tomadores de riesgo, pero el aumento de las hormonas del estrés contribuyen a la aversión al riesgo generalizada a veces llamado pesimismo irracional. "La respuesta al estrés puede agravar con ello la inestabilidad del mercado y prolongar la crisis", explica.
Y concluye afirmando que este factor puede alargar una crisis financiera, ya que en los momentos de incertidumbre, "la economía necesita personas que asuman riesgos". Sin embargo, las hormonas del estrés contribuyen a extender la aversión al peligro, una reacción fisiológica que puede en último término "exacerbar la inestabilidad financiera y prolongar las crisis".