DEARBORN (ESTADOS UNIDOS), 22 (EUROPA PRESS)
El consejo de administración del fabricante estadounidense de automóviles Ford determinó hoy declarar la neutralidad de la compañía en relación a la oferta de compra lanzada por el brazo inversor del multimillonario Kirk Kerkorian, Tracinda, con el objetivo de adquirir 20 millones de acciones de la empresa, representativas de aproximadamente el 1% del capital, por un importe total de 170 millones de dólares (unos 108 millones de euros).
Kerkorian lanzó el pasado 9 mayo, a través de su sociedad de inversión Tracinda, una oferta para hacerse con 20 millones de acciones del grupo Ford, representativas de aproximadamente el 1% del capital, a un precio de 8,50 dólares por acción (5,41 euros) en efectivo.
La oferta, cuyo plazo de aceptación se extiende hasta el próximo 9 de junio, ya había sido anunciada el pasado 28 de abril, fecha en la que Kerkorian desveló que poseía un 4,5% del capital de Ford (alrededor de cien millones de acciones) y que pretendía elevar esta participación hasta situarla en torno al 5,5%.
Kirk Kerkorian, un multimillonario que ha amasado su fortuna en el sector del juego, llegó a ser primer accionista de Chrysler, antes de su malograda fusión con Daimler, e incluso del grupo General Motors. Ambas relaciones acabaron mal.
Así, Kerkorian demandó a los artífices de la fusión entre Daimler y Chrysler, pues les acusaba de haber mentido a los accionistas al presentar la operación --ejecutada en 1998- como una integración entre iguales, cuando, a su juicio, el grupo alemán absorbió al estadounidense. El magnate perdió la batalla judicial y Daimler y Chrysler se "divorciaron" el pasado año.
Además, en 1995 el acaudalado inversor llegó a ostentar una participación del 9,9% en General Motors, que entonces ocupaba indiscutiblemente el puesto de primer fabricante mundial de automóviles. Incluso se mostró dispuesto a incrementar esta participación al 12%.
Pero el idilio finalizó un año después. Desde el consejo de la multinacional estadounidense, Kerkorian impulsó la integración de General Motors en la alianza Renault-Nissan. Las conversaciones entre las partes concluyeron sin acuerdo, y el multimillonario reaccionó saliendo del capital de General Motors.