Economía

La singular relación entre Iglesia y banca: las monjas también sufren sus recortes

Imagen: Reuters

Monjas y empleadas de banca por igual. Tras la misa de primera hora, una decena de hermanas de clausura de la orden de Santa Clara se dirigen a su oficina -un apartado dentro del convento donde residen- para realizar un sinfín de tareas bancarias. Trabajan para Banco Popular metiendo datos en la red informática de la entidad, almacenando documentos o realizando reembolsos de compras efectuadas con la tarjeta bancaria.

Su testimonio lo recoge el Wall Street Journal en un artículo publicado esta semana para dar a conocer esta relación tan peculiar entre las instituciones financieras y las monjas españolas. Popular es una de las entidades que echa mano de ellas para realizar sus tareas administrativas, que ha confiado a las hermanas de la orden de Santa Clara y a otros cerca de 20 conventos españoles.

Pero como tantos otros empleados de banca, también las monjas han sufrido las consecuencias del cierre de oficinas y recorte de empleos que han impulsado las entidades financieras a raíz de la crisis. Y tanto el trabajo como la remuneración se ha visto reducida, señala el WSJ. "No podemos vivir de la nada, tenemos que trabajar para sobrevivir", comenta una de las hermanas de la citada orden, de cuyo sueldo se paga parte de la comida del convento.

Además de vivir de la financiación de la jerarquía eclesiástica, las monjas y monjes de clausura españoles echan mano de otras opciones para tratar de ingresar algo de dinero extra, como la venta de productos artesanales. Pero también ellos notan la caída del consumo en España, lo que hace la autosuficiencia un tanto más complicada.

Según explica el WSJ, Banco Popular comenzó a contratar a las monjas a finales de 1970. El banco hace más negocios con la Iglesia Católica que cualquier otra entidad española, señalan fuentes bancarias que trabajan con las instituciones religiosas.

Un portavoz de Banco Popular señala que el banco paga a las monjas por un trabajo administrativo porque lo hacen a la perfección y sus conventos necesitan el dinero. "Tenemos una relación muy satisfactoria con ellos".

La carga de trabajo también ha disminuido para las monjas del Monasterio de San Benito, que se dedican a incluir en sobres para envío postal las comunicaciones entre Ibercaja y sus clientes por alrededor de 1.200 euros al mes, dijo una portavoz del banco. La entidad está enviando cada vez menos sobres porque entra en contacto con los clientes por correo electrónico y, en consecuencia, las monjas cada vez tienen menos trabajo.

Popular no da cifras de cuánto paga a las monjas por sus tareas, si bien su portavoz asegura que se les paga un "precio de mercado". Los empleados del banco que realizan tareas similares reciben poco más de 7 euros por hora.

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