
Grecia podría animarse a seguir el ejemplo de Irlanda y Portugal este mismo año. Tras cuatro años con las puertas del mercado cerradas, el país heleno podría decidirse a acudir a los inversores en busca de financiación a largo plazo después de los buenos resultados de las recientes subastas de sus compañeros de la periferia. En ello trabaja ya el Gobierno de Antonis Samaras, según medios locales.
Así lo han aseverado fuentes oficiales al diario griego Kathimerini en su edición digital, que recoge el Ministerio de Finanzas está analizando las posibilidades de realizar una emisión de deuda.
En concreto, el departamento que dirige Yannis Stournaras se plantea una posible una colocación de no más de 3.000 millones de euros en bonos con un vencimiento de entre cinco y siete años. De acuerdo con la citada puente, la operación no tendrá el "carácter de una entrada masiva y desorganizada de bonos en el mercado" y se realizaría en la segunda mitad del año.
Los detalles de los avances de Finanzas no han trascendido, pero el Gobierno de Samaras tiene todavía por delante trabajo para llevar a cabo su primera emisión de deuda en cuatro años, con una Alemania reticente y ante la vigilancia del Fondo Monetario Internacional (FMI). Con todo, la respuesta de los inversores está siendo positiva, destaca el diario heleno. "El mercado está mostrando mucha confianza, saben que el BCE dará su apoyo", apunta un analista de AllianceBernstein Holding.
Tras los pasos de Irlanda y Portugal
Hace meses ya que se especula con la posibilidad de que Atenas escogiera 2014 como el año de su regreso a los mercados, un escenario que se ha visto reforzado después de otros dos países rescatados por Bruselas, Irlanda y Portugal, hayan completado con éxito sendas emisiones de deuda.
El pasado día 3 de enero, Irlanda captó 3.750 millones de euros en una emisión sindicada de bonos a diez años, la primera celebrada tras el fin del programa de ayuda el pasado diciembre. La subasta se saldó con una muy fuerte demanda y con un interés del 3,543%, por debajo por ejemplo del interés con el que se movían los bonos españoles a una década.
Unos días después, Portugal logró colocar 3.250 millones de euros en títulos a cinco años a cambio de una tasa de interés del 4,65%, una rentabilidad notablemente inferior a la exigida por los inversores en la última subasta de similares características realizada antes del rescate luso, en febrero de 2011, cuando se situaba en el 6,4%.