El pacto responde a las exigencias de Berlín y retrasa 11 años la creación de un fondo único para financiar quiebras y reestructuraciones
BRUSELAS, 15 (EUROPA PRESS)
Los ministros de Economía de la UE buscarán completar a partir del martes el principio de acuerdo alcanzado la semana pasada para crear un mecanismo único de liquidación de bancos en crisis, segunda pieza de la unión bancaria, cuyo objetivo es acabar con la fragmentación financiera en la eurozona.
El compromiso responde a las exigencias de Berlín, que rechaza pagar por los problemas de la banca de otros Estados miembros, y por ello retrasa 11 años la creación de un fondo único para financiar quiebras y reestructuraciones.
Para el martes 17 de diciembre se ha convocado un Eurogrupo extraordinario, que irá seguido el miércoles de un Ecofin. El objetivo es cerrar el texto jurídico de manera que pueda ser ratificado por los líderes europeos en la cumbre del 19 y 20 de diciembre. Se cumplirán así los plazos previstos y quedará tiempo para negociar con la Eurocámara antes del fin de la legislatura.
El principio de acuerdo cuenta con el respaldo total de los cinco grandes países de la eurozona -Alemania, Francia, Italia, España y Holanda-, según ha explicado el ministro de Economía, Luis de Guindos. Lo que queda pendiente es responder a las últimas reticencias de los países pequeños y cerrar todos los detalles.
El presidente del Eurogrupo, Mario Draghi, avisó el pasado jueves de que la unión bancaria "no es la panacea" y no resolverá por sí sola los problemas de fragmentación financiera de la eurozona si no va acompañada por más ajustes y reformas y avances hacia la unión fiscal, económica y política.
Draghi dijo además que si el acuerdo sobre el mecanismo de liquidación es excesivamente complejo, el nuevo instrumento no servirá para responder a situaciones de emergencia como las que plantean las quiebras bancarias.
Pero precisamente el principio de acuerdo alcanzado por el Ecofin se caracteriza por una gran complejidad. Las decisiones sobre el cierre de un banco serán preparadas por un consejo de resolución, en el que estarán representados los Estados miembros, aunque todavía no se ha decidido el reparto de poder. Aunque formalmente se designa a la Comisión como autoridad de liquidación, ésta se limitará a ratificar las decisiones del consejo de supervisión. Si no está de acuerdo, la decisión se elevará al Consejo, donde están representados los Veintiocho, que tendrán la última palabra, como quería Berlín.
El nuevo mecanismo de resolución, que empezará a funcionar en 2015, cubrirá directamente sólo a los 130 mayores bancos de la eurozona supervisados por el banco central europeo y no a todos como proponía Bruselas. Las autoridades nacionales de resolución serán responsables de planificar la resolución y la supervisión de los bancos más pequeños, como reclama Alemania, que pretende dejar fuera a sus cajas de ahorro.
En cuando al fondo de liquidación, que se financiará con aportaciones de la banca, en una primera fase estará formado por compartimentos nacionales, lo que significa que cada país deberá pagar por las pérdidas de su sistema financiero. El fondo se irá mutualizando progresivamente durante un periodo de 10 años, a un ritmo del 10% al año. Los compartimentos nacionales sólo desaparecerán el decimoprimer año.
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