Economía

El 30% de las empresas españolas, ahogadas por su endeudamiento

  • El porcentaje de las compañías entrampadas supera el 40% en la construcción

La tarea de desapalancarse está suponiendo un suplicio para el sector privado español, especialmente para una parte importante de su tejido empresarial que, seis años después del estallido de la crisis, todavía sigue ahogada en un océano de deudas.

De acuerdo con los datos más recientes del Banco de España, un 30,5% de las empresas (dejando de lado todas las pertenecientes al sector financiero) terminó 2012 en una situación de "presión financiera elevada", derivada, sobre todo, del pago de los préstamos bancarios que tienen contratados.

Ésa es la manera técnica de designar a aquéllas compañías que, al llegar al cierre del ejercicio, se encuentran con la desagradable sorpresa de que ni sumando todos sus resultados alcanzan para pagar el conjunto de los gastos que les supone su elevada deuda. Dado que habitamos un país de pymes, no hace falta decir que son las pequeñas y medianas empresas aquéllas con las que el entrampamiento se ceba en mayor medida.

El Banco de España matiza que hay visos de que la tenaza pueda estar aflojándose en lo que llevamos de 2013. En efecto, la Central de Balances, además de haber cerrado los datos de 2012, también hace proyecciones sobre el estado de salud de las empresas no financieras españolas entre enero y septiembre pasados, y en lo que concierne a las que soportan una presión financiera elevada, considera que las apreturas "se están modulando a lo largo del año en curso".

Ahora bien, los economistas que coordina el director general José Luis Malo de Molina subrayan que en su proyección son todavía muy parciales, en la medida en que toman como base los resultados de un número limitado de empresas (de momento, solamente 746) y dan primacía a las que mayor tamaño tienen.

Por ello, es temprano para mostrarse optimistas y el Banco de España hace gala de cautela al poner de manifiesto que "el porcentaje de empresas bajo presión financiera elevada se mantiene todavía en niveles altos".

Imparable desde 2007

No en vano conviene tener presente que no va ser tarea fácil revertir el vigor de una tendencia que no ha dejado de mostrar músculo desde 2007. Entonces a las puertas de la crisis, el porcentaje de pymes entrampadas era del 18,1%; la proporción no dejó de engordar en los años posteriores hasta alcanzar el 30,5% con el que terminó el año pasado, siempre al compás que ha marcado la fuerte tendencia a descender que los ingresos no han dejado de mostrar.

El deterioro muestra todavía una mayor envergadura si se consideran los datos desglosados por sectores. En el ámbito de la construcción y de la promoción inmobiliaria, aquéllos que han recibido los golpes más contundentes en las dos pasadas recesiones, la proporción de empresas que no dan de sí para pagar todas sus deudas se ha visto incrementado 22 puntos porcentuales.

Como resultado, al término de 2012, el 42,3 por ciento de las compañías vinculadas al ladrillo se encontraba ahogada por sus acreedores. Su pasivo es de tal envergadura que supone el 61,5 por ciento del total del endeudamiento que muestra el sector inmobiliario según pone de manifiesto el Banco de España.

Todas igual de afectadas

No en vano, de acuerdo con el regulador en este ámbito apenas hay diferencias entre pymes y grandes compañías, de modo que todas han visto agujereados sus balances tras el estallido de la burbuja sobre la que cabalgó la economía española durante más de una década.

Las cifras se moderan si se deja atrás la zona cero de la crisis en la que se ha constituido el sector inmobiliario y constructor, de manera que el peso del endeudamiento extremo en el conjunto del pasivo de las empresas españolas se situó en el 32,2% el año pasado.

Además, el Banco de España detecta trazas de un "retroceso" de este indicador entre enero y septiembre pasados, el periodo en el que el conjunto de la economía se las arregló para dejar atrás la recesión más larga que ha atravesado la economía española en tiempos de la democracia.

Si esa tendencia se afianza en lo que queda de año y en el próximo, los expertos del Banco de España tienen claro que habrá efectos positivos en dos ámbitos. Por un lado, obviamente, el sector empresarial en su conjunto se encontrará en mejores condiciones para invertir y para conservar sus plantillas e, incluso, para contratar más personal.

Pero, en segundo lugar, también supondrá una buena noticia para los bancos, y para sus posibilidades de dar crédito, en la medida en que la mayor parte de la deuda empresarial son préstamos bancarios.

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