América Latina debe dejar de confiar en el comportamiento económico de EEUU y Europa para mantener su propio crecimiento y buscar estrategias propias para protegerse de la inestabilidad financiera que viene de los países desarrollados, según el Nobel de Economía Joseph Stiglitz.
En una conferencia desarrollada en Montevideo, a donde acudió invitado por el Ministerio de Economía y Finanzas uruguayo, Stiglitz disertó sobre los desafíos para la región derivados del manejo financiero por parte de EEUU y Europa para afrontar la crisis.
Apuntó que la economía mundial va a seguir "en un período muy crítico" en donde los países desarrollados van a seguir tomando medidas financieras sin importarle las consecuencias que puedan tener para terceros, y que por lo tanto es hora de actuar sin contar con ellos.
Se refirió así a las decisiones de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo de dar más liquidez a sus economías, lo que provocó un flujo de capitales volátiles a países en desarrollo y el alza de la inflación, lo que a su juicio hace necesario la aplicación de "técnicas de control del flujo de capitales".
"La manipulación de las tasas de interés y todas esas cosas va a causar turbulencias en la economía global. Uruguay y otros países de la región tendrán que darse cuenta EEUU y Europa solo piensan en ellos. Por lo que esta región tiene que empezar a preguntarse que puedo hacer de forma independiente para mantener el crecimiento y la estabilidad", indicó.
Así apuntó a la necesidad de mantener "políticas innovadoras" en el campo fiscal y asegurar el control del capital, así como a no depender del crecimiento mundial para garantizar la situación económica.
"Hay que ser creativos, y entender que las cosas pueden ir muy fuerte ahora (para las economías de América Latina) pero tienen que estar atento porque las cosas pueden cambiar muy fácilmente", acotó.
Falta demanda
Stiglitz, un fuerte crítico con la situación económica de su país y con las respuestas de austeridad que se dieron a la crisis desatada en el año 2008 en el mundo desarrollado, destacó que el problema real es la "falta de demanda", y que no se están tomando las medidas necesarias para recuperarla.
El desnivel en las cuentas comerciales mundiales, que "no son sostenibles y son desordenadas", en donde algunos países cuentan con un enorme déficit y otros como China o Alemania con un desmesurado superávit, está llevando a diferentes políticas "asimétricas" que conducen a una "una débil demanda agregada".
La transformación de la base productiva en EEUU y Europa, ya casi sin empleo industrial y con el sector servicios incapaz de absorber a tanto trabajador tampoco ayuda a incrementar la demanda.
"La desigualdad rompe la democracia, el tejido social, y la economía. La demanda de la gente de altos ingresos no consume la misma fracción de su ingreso que los de la gente con menos recursos. Antes de la crisis, la gente con menos ingresos consumía el 110% de su ingreso. Eso causó la burbuja, que a su vez se creó para poder compensar la deficiencias causadas por la desigualdad", indicó.
Por último, Stiglitz ubicó a la austeridad gubernamental como causante de esta baja demanda, una serie de medidas cuyo único punto bueno para EUU es que "los europeos son más austeros y por tanto les va peor".