Economía

Los hábitos familiares: España es país de ahorradores más que de inversores

La crisis económica se ha dejado notar en los hábitos de ahorro de las familias españolas. Ha hecho disminuir su nivel en el 80% de los hogares en los últimos cinco años. A pesar de todo, el 45% de ellos consigue ahorrar, aunque sea poco.

La principal diferencia del ahorro entre las familias españolas y europeas no está en la cantidad, sino en el vehículo elegido para hacerlo. La inversión en ladrillo ha sido, tradicionalmente, el seguro de vida para las familias españolas. Pero la burbuja ha reducido las expectativas en la misma proporción que el valor de la vivienda: desde el inicio de la crisis, el precio de la vivienda acumula un descenso del 46,5%, según datos de Tinsa, una devaluación de los activos inmobiliarios que está detrás del desplome de la riqueza de las familias, vinculada al sector inmobiliario.

Aún así, la inversión inmobiliaria sigue siendo la principal medida de inversión para una buena parte de la población. Sólo el 11,8% de los españoles conciben un seguro de vida como protección familiar, según el Libro Blanco La protección familiar en España y el seguro de vida realizado por el Instituto de Estudios Sociológicos, Análisis e Investigación de la Universidad Rey Juan Carlos.

No es casualidad que España se encuentre a la cola en el ranking de contratación de seguros de vida. En términos de volumen de primas per cápita apenas supera los 1.200 dólares, frente a los 1.800 de Francia, los 1.900 de Alemania o los 4.000 de los Países Bajos.

Precisamente en países como Holanda, Reino Unido o Dinamarca, cerca de la mitad del ahorro financiero de las familias está basado en fondos de pensiones y seguros, frente a un 14% en España.

Eso sí, el 90% de los españoles se muestran preocupados por el futuro de las pensiones públicas, según el estudio Las pensiones y los hábitos del ahorro en España del Instituto BBVA de Pensiones, una inquietud que aumenta conforme se acerca el momento de jubilarse. Y aunque 9 de cada 10 españoles otorga al Estado la responsabilidad sobre su jubilación, para cerca del 40% la responsabilidad es compartida entre Estado y ciudadano, incluso entre Estado, ciudadano y empresa, según el informe.

Más seguros

En la última década, los seguros de vida (riesgo más ahorro) han tenido una mayor penetración en España. El 42% de los españoles mayores de 18 años afirma tener en la actualidad algún tipo de seguro de vida: el 16,7% vinculado a una hipoteca y el 25,3% open market sin vincular a ningún producto financiero.

Pero esa toma de conciencia, y ese incremento de la cuota de mercado, no implica que el consumidor esté mejor informado y sea resultado de una toma de conciencia sobre el ahorro y el futuro.

Un ejemplo: el 60% de los españoles que tiene contratado un seguro de vida open market no sabe el importe que paga por él; una quinta parte no es capaz de precisar la compañía con la que lo tiene contratado, y ese mismo porcentaje no sabe la cuantía del capital que obtendría en caso de hacer uso del seguro, según el Libro Blanco La protección familiar en España y el seguro de vida.

En este contexto, y con seis de cada diez inversores identificados con un perfil conservador, otra de las consecuencias del impacto de la crisis entre los ahorradores, la clave está el trasmitir a los ciudadanos la necesidad de tomar decisiones para preparar su jubilación.

El principal reto de la industria de fondos es cómo pasar de ser un ahorrador a ser un inversor. Educar al inversor para evitar que tome decisiones a corto plazo, movido por el devenir puntual del mercado. Y la primera lección de cultura financiera es diferenciar sus objetivos (atender emergencias o necesidades a corto plazo frente al crecimiento a largo plazo) y sus inconvenientes (una menor rentabilidad, a veces menor que la tasa de inflación, frente a mayores rentabilidades pero no exenta del riesgo de perder el capital invertido).

La segunda lección es conocer el catálogo de productos típicos: depósitos a plazo, libreta de ahorro, cuentas a la vista de alta remuneración, en el caso del ahorro, frente a renta fija (letras, bonos, obligaciones), renta variable (acciones), fondos de inversión o derivados. En este caso, la diferencia la marca el rendimiento, desde los intereses de los productos de ahorro a los dividendos y revalorización del capital, además de los intereses, en el caso de los productos de inversión.

La pregunta del millón

Y, por último, la pregunta del millón: ¿riesgo o seguridad? La ventaja principal de los productos de ahorro es su fiabilidad, el dinero está seguro y fácilmente disponible, y se sabe el tipo de interés que se va a cobrar. En el caso de los productos de inversión, a los riesgos inherentes de los productos el consumidor se enfrenta a un inconveniente añadido: su complejidad. La gran variedad de productos, con diferentes combinaciones de rentabilidad y riesgo entre los que elegir complica la elección para el cliente inexperto.

Los expertos recomiendan afrontar la planificación del ahorro cuanto antes, a los 30-35 años, según los consejos del Instituto BBVA de Pensiones. Permite que el esfuerzo de ahorro se realice con aportaciones más pequeñas, y "porque las reformas ya aprobadas provocarán una reducción de las pensiones de aquellos que se jubilen a partir del 2020".

Respecto al producto, "no hay inversiones mejores o peores, sino productos que se ajustan mejor a nuestro objetivo y el llamado perfil de riesgo de cada persona", pero hay cuatro conceptos clave que hay que conocer: el perfil de riesgo del producto, su liquidez, los gastos y comisiones y la fiscalidad.

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